Última decisión de Ibarra antes de ceder el testigo a Garbiñe Biurrun al frente del TSJPV

El magistrado, que por su cargo también encabeza la Junta Electoral de Euskadi, se jubila mañana al cumplir los 72 años preceptivos

Miguel Ángel Mata

San Sebastián

Sábado, 20 de junio 2020, 07:36

La decisión de permitir a las puertas de unas elecciones la celebración de la Comisión Mixta de Transferencias y el encuentro de ayer entre ... el lehendakari, Iñigo Urkullu, y el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, para escenificar la reapertura de la movilidad entre ambas comunidades, han sido las últimas resoluciones con el sello de Juan Luis Ibarra, presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) y de la Junta Electoral de Euskadi, que ayer recibía el homenaje privado de sus compañeros y amigos en su último día de trabajo. Ibarra cumple mañana 72 años, la edad fijada para el retiro obligado del ejercicio de la Judicatura. Desde el lunes será sustituido provisionalmente por Garbiñe Biurrun, máxima responsable de la Sala de lo Social, hasta que el Poder Judicial designe sucesor.

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El magistrado vizcaíno (Sopelana, 1948) pone fin así a una década al frente de la Justicia vasca, durante la que ha sabido erradicar tensiones, tejer consensos e imprimir un sesgo propio de conciliación a una institución que, hasta su llegada, se había acostumbrado a lidiar con momentos de extrema tensión.

A la insufrible amenaza etarra y al mazazo que supuso el asesinato del magistrado de la Audiencia de Bizkaia José María Lidón, en la etapa anterior a Ibarra se añadieron dos momentos particularmente difíciles para los jueces vascos: el juicio contra Juan María Atutxa, Gorka Knörr y Kontxi Bilbao por negarse a disolver el grupo parlamentario Sozialista Abertzaleak tras la ilegalización de Batasuna, que motivó una concentración alentada por el propio Gobierno Vasco de PNV-EA-Ezker Batua ante la sede del TSJPV; y los procesos contra los lehendakaris Ibarretxe y López por sus encuentros con dirigentes de Batasuna durante la tregua de ETA. Episodios que enturbiaron las relaciones con el poder ejecutivo vasco y que Ibarra fue capaz de encauzar.

«Terco contra ETA»

Su carácter integrador también se ha dejado sentir en el propio mundo judicial. En 2010, Ibarra no contaba en ninguna quiniela para acceder a la presidencia del TSJPV. Pero el tradicional pulso entre el sector conservador y el progresista del Consejo General del Poder Judicial, con vetos cruzados, acabó erigiendo su candidatura en la única capaz de reunir los apoyos suficientes. Un lustro después, su reelección fue por unanimidad.

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Fundador de la asociación progresista Jueces para la Democracia, de la que se desvinculó a finales de los 90 por discrepancias con Garbiñe Biurrun, se marcha con la satisfacción de haber podido ver el fin de ETA.

En una entrevista reciente con este periódico, se lamentaba de que las fuerzas políticas «que se constituyeron a raíz de la disolución de Batasuna» no hicieran «un esfuerzo mayor por transmitir la verdad obvia, que no se puede asesinar», y anticipaba que contará a su nieto que «el abuelo fue un juez terco contra ETA».

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