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En la semana más cinematográfica del año, ayer el partido de la Real pudo ser un largometraje festivalero. El vestuario txuri-urdin protagonizó su propio ... camino en busca del bien más preciado en este deporte, el gol. Un viaje parecido al de una aclamada película de animación que narraba las aventuras de unos pequeños dinosaurios en su lucha por alcanzar el Gran Valle. La expedición no la protagonizó Piecito y sus amigos sino Sheraldo Becker y sus compañeros, que lucharon en busca del gol encantado.
'Becks', como le llaman en Zubieta, rozó el premio a la mejor interpretación con un larguero que pudo cambiar el devenir del partido. Fue en el minuto 71, cuando el marcador seguía sin moverse, Becker se revolvió tras un pase de Kubo, disparó a la media vuelta y el balón se estrelló en el larguero. Antes, con los mismos protagonistas, Becker no acertó en un mano a mano. Tardó en tirar y el defensa se le echó encima. La afición txuri-urdin se llevó las manos a la cabeza. Fueron las ocasiones más claras de la Real. Pero no las únicas.
Antes del descanso, el peligro llegó de un centro de Aramburu liberado y un buen cabezazo picado suyo para el lucimiento del guardameta. Hein evitó así el gol arena, color ayer de los realistas. También un testarazo fuera de Oyarzabal llegó tras un buen centro de Becker por la derecha. No paró de buscarlo.
El de Surinam se mostró muy activo, encontrando huecos y generando las mejores ocasiones. Faltó concretarlas. Supo detectar bien un pasillo en la defensa por el que fue capaz de ganar metros varias veces. Fue una pesadilla a la espalda de los laterales.
La falta de gol determinó este empate lejos de Anoeta en el que el equipo mostró una mejor versión respecto a partidos anteriores, pero que no le valió para ganar. Pero Becker no paró de intentarlo en los 90 minutos. Imanol introdujo cambios y probó con diferentes atacantes buscando quién podía estar más acertado, pero a Sheraldo le mantuvo durante todo el partido. Es la segunda vez esta temporada que juega los noventa minutos tras el partido ante el Rayo. En la pasada temporada participó en quince partidos de liga y no jugó ninguno completo. Va haciéndose un sitio.
Por de pronto, el oriotarra recuperó ayer el rombo y formó dupla con el Óskarsson, que estrenó titularidad, y luego cambió de compañero arriba cuando entró Sadic, con Oyarzabal entre líneas. Becker fue protagonista de un último disparo muy flojo a las manos del portero estonio. Le faltó el gol pero mostró una gran actitud para superar los obstáculos que aparezcan en el camino.
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