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IKER CASTAÑO
Sábado, 16 de octubre 2021, 07:53
Nunca fue tan adecuado entonar el «sí, sí, sí, la Copa ya está aquí». Porque el trofeo ya se hallaba en una de las cristaleras del camino hacia vestuarios en Anoeta, pero aún no se había ofrecido a una afición que con tanto ansia y entusiasmo esperaba el momento. Puede que estén fatigados de escuchar cifras por aquí y por allá, pero hoy, afortunadamente, se detendrá la cuenta en 596 días sin poder llenar Anoeta con el 100% de aforo. Y 196 días después de aquel 3 de abril en el que la Real levantó al cielo de Sevilla una preciada Copa sin aficionados por la pandemia, se podrá celebrar colectivamente un triunfo que será eterno para todas las generaciones realistas. Aficionadas, seguidores y peñistas realistas han expresado sus sentimientos sobre un acto que promete ser «muy especial».
Ilargi Emazabel, de la peña Basque Txuri-Urdin de Hondarribia, asegura que «esperábamos este momento mucho tiempo». Comparte la decisión de la sobriedad del acto, aunque lógicamente «hubiera preferido cambiarlo por acudir a la final el 3 de abril». Luis Calvo, de la peña Aurrera Mutilak de Astigarraga, es socio del club txuri-urdin desde hace 20 años y lo tiene muy claro. «Nunca había vivido un momento así. Estaba deseoso por que el campo se llenara para celebrar la Copa», compartió el aficionado blanquiazul. Más allá de la emoción que supondrá vivirlo in situ, Calvo, como tantos otros, no quiere desviar el foco. «Estamos bien en la Liga y no podemos despistar la atención. Es importante ganar al Mallorca, además tenemos la posibilidad de colocarnos líderes», apuntaba.
Luis Mari Elola es de Zarautz y representa a la perfección lo que siente por estos colores lejos de la capital guipuzcoana. «La Real es mi pasión y haber ganado esta Copa fue lo máximo». Llegados al momento, está «satisfecho», pero hubiera preferido «realizar el ofrecimiento en el derbi ante el Athletic, pero es comprensible que no podemos esperar tanto». Asimismo, si fuera él quien se encargara de organizar el homenaje, la apuesta sería clara. «Me gustaría celebrarlo en el Ayuntamiento, como todas las copas. También hubiera estado bien una pequeña fiesta con confetis y fuegos artificiales», explicaba el zarauztarra.
Si continuamos por la costa guipuzcoana, el realista Jokin Aizpuru, de Getaria, tiene «unas ganas tremendas de vivirlo, ya que por la pandemia no lo hemos podido hacer hasta ahora». Celebrar un título de hace más de seis meses en el preludio del encuentro «puede ocasionar una distracción, por ello estoy de acuerdo con lo que han decidido y después del partido, si se gana, sí que organizaría algo grande», recomienda.
En Oarsoaldea, Joseba Bert, de Oiartzun, afirma tener «unas ganas inmensas de recibirles con la Copa y esperando que ganen para que sea una noche redonda». No habrá grandes discursos, pero «me encantaría haber escuchados unas palabras a nuestro capitán Illarramendi».
La Copa fue un suceso especial, lleno de lágrimas de emoción y con un final feliz sin celebración. Queda tan lejos y la Real está en tan buen momento de forma que ya se mira al futuro. «Con los pies en el suelo, pero somos capaces de competir en cualquier competición y volver a ganar un título», decía Aizpuru. Al preguntar a Emazabel por si después de esta Copa pueden venir más, su cara lo decía todo. «Ja, ja. ¿Qué crees que te voy a decir? Decirte que no sería mentirte», respondió. «Hay equipo para ello, pero debemos ir paso a paso, sin mirar lejos», argumentó Calvo, que sueña con repetir la gesta pero con la afición presente. Hasta ahí, 'Carpe Diem'.
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