Real Sociedad: la fugacidad de la Copa

También me tocó cubrir por enfermedad del titular un partido en Cádiz que perdió la Real 2-0 y estuve en Anfield en 1975 cuando el gran Liverpool metió seis goles -el primero de Toshack- a Urruti. Elizondo se cabreó con nosotros porque en el autobús nos reímos con una de las incontables gracietas del 'Pato' Reizabal que nada tenían que ver con el partido, aunque Andoni pensó que nos mofábamos de la goleada.

Este corto bagaje no me autoriza a escribir ex cátedra, pero me regalaron el carné de socio en mi primera comunión y quizás pueda apuntar algo.

La Real Sociedad practica un fútbol elegante y dinámico frente al fútbol efectivo, muchas veces testicular, del Athletic. Una final es un cara o cruz, pero si el fútbol tuviera alma y corazón estaría locamente enamorado de la Real, esa mujer estupenda a quienes todos piropean, y no del Athletic, la resultona que al final acaba ligando. ¿A quién sacarán a bailar en La Cartuja?

Esta vez no podré tirar al aire en la habitación a mi hija -pesa demasiado y no me perdonaría otro chichón al chocar con el techo- como hice cuando era niña tras oír cantar al inolvidable Josean Alkorta el gol de Zamora en Gijón, pero celebraré por todo lo grande el triunfo de mi equipo en esta esperadísima final en diferido.