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J. A. REMENTERIA
Lunes, 5 de abril 2021, 07:57
No hay duda alguna de que Mikel Oyarzabal pasará a los anales de la historia de la Real Sociedad. Estará en el olimpo del imaginario txuri-urdin. Su gol de penalti en el minuto 63 decidió la final de la Copa ante el Athletic en La Cartuja de Sevilla. Tras 34 años de espera, el eibarrés será recordado. A sus 23 años «es joven, pero tiene un comportamiento de adulto», nos decía ayer todo orgulloso y emocionado Igor Arriaga, quien fuera su entrenador en sus dos años de etapa infantil en la SD Eibar. Junto a él Jon Agirreazaldegi. Ambos vieron dar los primeros pasos del capitán realista. Arriaga vivió la final con emoción, nervios y alegría. Con muchas sensaciones difíciles de describir. «Vi la final solo en casa. Uno de los recuerdos que tuve fue de mi padre que falleció hace un año y estuvo en aquella final de Zaragoza. Esta final ha tenido muchas emociones en lo personal», dice. «Los nervios los tuve a flor de piel y cuando vi saltar a Mikel, y de capitán, pues, realmente estaba más nervioso. Soy seguidor del Eibar y Real Sociedad, y esperaba el título», señala Arriaga, quien militó cuatro años en la cantera realista: dos en cadetes y otros tanto en juveniles, además de pertenecer al fútbol base del Eibar como jugador y técnico. «El partido fue igualado y quien menos errores tuviera, ganaría. El triunfo fue justo y encima Mikel transformó muy bien el penalti», remarca Igor al tiempo que confiesa que Oyarzabal desde pequeño «ya tenía algo» y eso que «dentro de su generación –la de Arriaga– había un buen bloque de jugadores como Gorka Amutxastegi, Julen Etxaniz, el difunto Aitor Gandiaga, o Joseba Orbegozo que luego recaló en la Real, entre otros». «Mikel más que líder, diría que tenía personalidad, le gustaba recibir los balones. No diría exactamente líder, tenía detalles de calidad», afirma antes de narrar la anécdota que le ocurrió con su padre. «En pretemporada subió mi aita a ver un partido que teníamos en Unbe y cuando bajé a a casa a comer, me preguntó a ver quién era aquel chaval que le llamó la atención y dije que Mikel Oyarzabal. Tenía cosas diferentes».
LÁGRIMAS
ESFUERZO
Han pasado años, pero a juicio de Arriaga «a Mikel nadie le ha regalado nada». Y matiza que «no es un jugador espectacular pero es un notable en todo. Era un chaval que siempre quería entrenar, dispuesto a trabajar, con capacidad de superación, muy competitivo, pero, ya digo, que aquellos infantiles que tuve eran competitivos». En la final de la Cartuja hubo detalles, gestos que no pasaron desapercibidos, como la dedicatoria de Mikel a todas las personas que han sufrido la pérdida de algún ser querido por la pandemia. También el recordatorio a la memoria de quien fuera compañero y amigo en el Eibar, Aitor Gandiaga, que falleció el pasado mes de enero en un accidente de coche en Markina. Gandiaga compartió vestuario con el 10 realista en el Eibar y después pasó a la cantera del Athletic para militar en el Gernika de Tercera cedido por el Baskonia, el segundo filial del cuadro de Lezama. «Comentó que dedicaba este título a toda la gente que ha sufrido los avatares del Covid-19 y por Aitor Gandiaga. Fue todo emocionante, le oyes hablar y desprende una madurez que es de emocionarte porque les decimos que es un chaval, pero, es un veterano. Es un jugador con mucha humildad».
Mikel no dudo en lanzar el penalti en el minuto 63. Un detalle que no pasa desapercibido para Igor Arriaga. «Había fallado los últimos penaltis pero todos confiaban en él. Es un jugador con mucha personalidad. Con 23 años y después haber fallado los últimos penaltis asumir la responsabilidad de lanzar en una final, pues, solo puede hacerlo una persona como él». Según él, «ahora mismo Oyarzabal es un icono de la Real Sociedad tras haber cogido los galones de Xabi Prieto. Para toda la afición es el referente en cuanto a valores, en lo que todo significa. Mejor que él para llevar el brazalete de capitán y el 10, no hay nadie. El gesto de que fuera Illarramendi quien recogiera la Copa es otro detalle a tener en cuenta», apunta Arriaga.
Oyarzabal no se olvida de Eibar ni de sus amigos. «Es muy eibarrés, a la mínima que puede siempre viene al pueblo para estar con su familia y amigos, lo tiene muy en cuenta. No ha perdido este lazo y creo que nunca lo perderá. Es una persona que no se olvida de sus orígenes». Igor Arriaga es de los que piensa que «la Real está creciendo mucho» al contar «con mucho jugador joven, con hambre, con ganas, con un entrenador que les está dando oportunidades y confianza. Veo un gran futuro a la Real. Imanol ha aportado mucho, es un motivador, conoce la Real como nadie, ha transmitido a todos los jugadores los principios de la Real, tanto a los que son como a los que no lo son, como a Isak, Portu o Silva, entre otros», concluye.
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