La Real siempre necesita un mago
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El éxito en las dos últimas temporadas no se entiende sin el talento de sus dos mediapuntas, Odegaard el año pasado y, sobre todo, un Silva que ha superado este curso al noruego«Es un jugador diferencial». Imanol Alguacil empleó en su momento el mismo adjetivo para describir a los que han sido sus mediapuntas en los ... dos últimas temporadas: Martin Odegaard y David Silva. Valen multitud de sinónimos para definir a los dos jugadores de cuyas botas ha salido magia en estas dos exitosas temporadas. Quizá, más que nunca, estas campañas no se pueden separar una de otra por la final de Copa, en la que el noruego tuvo mucho que ver pero fue el canario quien la disfrutó.
Odegaard y Silva recogen el testigo de los Prieto, Vela o De Pedro, jugadores con una capacidad de visión privilegiada. Artistas únicos cuando la defensa se cierra, equilibristas en la línea del área grande y buscadores de resquicios para que sus compañeros lo aprovechen. Jugadores diferentes que, en un estilo como el de la Real, se amoldan perfectamente a la partitura que toca la escuadra blanquiazul. Con Martin Odegaard en la temporada 2019/20 se ganó el 50% de los partidos en los que participó el joven jugador escandinavo. Con Silva aumenta ese porcentaje, ya que cuando el canario se ha vestido de corto este curso la Real ha ganado en el 65% de los partidos, es decir, dos de cada tres. Dos jugadores diferenciales, distintos, proverbiales y necesarios en un esquema que emplea la Real Sociedad y que es su tarjeta de presentación en las últimas temporadas. ¿Hay opciones de ver a Odegaard y Silva juntos? Primero se tienen que poner de acuerdo en quién lleva el '21'.
La andadura y relación realista entre David Silva (Arguineguín, Canarias, 35 años) y Martin Odegaard (Drammen, Noruega, 22 años) es absolutamente directa puesto que el primero llegó el verano pasado al club de Anoeta en sustitución del segundo, quien regresó al Real Madrid, club que a día de hoy posee sus derechos y al que regresará en la próxima pretemporada. La experiencia con el noruego en la temporada anterior fue excelente y la Real se movió de una forma exquisita en el mercado para incorporar a toda una leyenda en el Manchester City y campeón del Mundo con España. Llegó Silva y los 4.852 kilómetros que separan sus lugares de nacimiento y las tres escalas que hay que hacer desde las islas afortunadas hasta el país escandinavo, se acortan por el juego que despliegan ambos jugadores.
Casi un año después no hay duda de que la incorporación del internacional fue un acierto. Su impronta en los resultados de la Real –separando el concepto juego y resultados– es enorme, con ese porcentaje del 65% de triunfos cuando el medio punta salta al césped. Silva ha disputado esta temporada 27 encuentros y la Real ha ganado 17 de ellos. Empató en cuatro ocasiones y solamente perdió en seis.
Huelga decir que el partido del 3 de abril ante el Athletic en La Cartuja cobra una dimensión de primer orden, más incluso que el que la Real jugó ante el Manchester United, tanto en Turín como en Old Trafford. De hecho, esa final era un aliciente más para la llegada de David Silva, quien acuñó un título más en su guerrera, a la que se le caen las medallas después de 18 temporadas en activo. Y eso que el canario no brilló en demasía en la final, pero su sola presencia dejó un par de detalles y alertó a todo el Athletic de que cuando Silva controla, algo puede pasar.
Lo malo es que un par de lesiones le han dejado en el dique seco más tiempo del esperado. En 23 ocasiones, Imanol no ha podido contar con el canario y el porcentaje de triunfos ha bajado sobremanera en todos esos partidos. Sufrió una lesión de grado I en el bíceps femoral en el mes de noviembre, un golpe en la espalda a mediados de marzo y molestias en el glúteo tras la final de Copa. Sin el de Arguineguín, la Real solo ha podido ganar cuatro encuentros de 23, empatando doce y perdiendo siete. Números absolutamente clarificadores de la importancia que tiene Silva en el juego. Será uno de los objetivos para el próximo año, que se pierda un menor número de encuentros aunque las dolencias y lesiones no se pueden predecir. Que de 27 encuentros jugados, al Real haya ganado 17 y que solo haya conseguido cuatro triunfos en sus 23 partidos de ausencia, es un dato claramente revelador.
Odegaard se hizo mayor como txuri-urdin. Disputó 36 encuentros entre Liga y Copa y ayudó a que la Real llegara a la final copera y se clasificó en sexta posición con 18 triunfos, seis empates y doce derrotas. Es decir, con Odegaard en el verde, la escuadra entrenada por Imanol Alguacil ganó la mitad de sus partidos.
Trece años separan al de Drammen con Silva y eso se traduce en la cantidad de encuentros completos que jugaron cada uno, amén de que Odegaard disputó nueve más que el canario. En el caso del actual jugador del Real Madrid, en 24 ocasiones jugó el partido entero, mientras que Silva solo siete de 27. Otra diferencia es la capacidad goleadora de ambos, con siete tantos para el escandinavo y una mayor presencia en el área rival, por dos para el de Arguineguín, quien ha preferido en muchas más ocasiones filtrar el pase o dar la asistencia para que un compañero culmine la jugada.
Silva. 35 años. Ha jugado 27 encuentros, siete de ellos completos. El 65% el triunfo fue de la Real y ha marcado dos goles.
Odegaard. 22 años. Disputó 36 encuentros y la Real ganó la mitad, 18. Dio una exhibición en el Bernabéu e hizo 7 goles.
Dos temporadas. Con Silva y Odegaard, la Real se ha metido en Europa, ha sido líder y 33 años después levantó un título.
Sin duda que es un anhelo de los seguidores blanquiazules poder ver a los dos mediapuntas compartiendo camiseta. Hay que ser realistas y la posibilidad de salida de Odegaard del Madrid es complicada. Con contrato en vigor, si no interesa a los rectores merengues y a su nuevo entrenador, se intentará sacar un buen pellizco a modo de traspaso. En principio las primeras cifras que se publicaron rondaban los treinta millones de euros. La Real nunca se ha movido en esas cantidades de traspaso. Odegaard sonrió en Anoeta e hizo sonreír a la hinchada blanquiazul y lo más importante es que conoce el club y sabe lo que se va a encontrar. A veces los sueños se hacen realidad.
La creatividad y magia en la escuadra realista no solo ha salido en estos dos últimos cursos de las botas de David Silva y Martin Odegaard. Son jugadores diferenciadores, pero no han tenido malos aliados en la zona de vanguardia. Sobre todo personificada en Adnan Januzaj, quien ha demostrado que se entiende a las mil maravillas con los dos mediapuntas. El belga tiene también una visión de juego privilegiada, aunque casi siempre Imanol le ha colocado en banda derecha a pie cambiado. Mikel Merino es otro jugador de un talento excelente al que aúna unas capacidades física que le han convertido en pieza indispensable en el once txuri-urdin. Ha acompañado al canario y noruego en la sala de máquinas cuando el navarro ha estado sano y es también uno de los grandes culpables de las buenas temporadas del club.
Mikel Oyarzabal e Isak han sabido leer perfectamente la clase de fútbol que sale de las botas de Silva y Odegaard, y su entendimiento ha sido fundamental para que hayan alcanzado 26 goles el capitán y 33 el delantero escandinavo.
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