Real Sociedad

Solo metió menos goles el año del descenso

La Real tiene un serio problema en ataque. Hasta Imanol lo reconoció en la previa del Getafe. «Nos falta gol, llevamos muy pocos, pero estamos insistiendo en generar más», afirmó. La realidad es que ha marcado 17 en 21 jornadas de Liga, y con ese promedio de 0,80 por encuentro no puede ir muy lejos. Bastante bien posicionada está con semejantes números, a solo dos puntos de la zona europea.

Hasta ahora su excelente trabajo defensivo le había mantenido en la zona noble de la tabla, ya que a poco que producía arriba lo rentabilizaba. Algo positivo debía tener ser el conjunto menos goleado de Primera con el Atlético y mantener la puerta a cero en once jornadas, en las que ha sumado 27 de sus 28 puntos. De los diez partidos en los que ha encajado algún gol, solo ha conseguido el punto que rescató con el golazo de Sucic ante el Atlético en casa. Los otros nueve los ha perdido, un dato más que significativo ahora que su solidez defensiva está en cuestión.

En las 29 temporadas en Primera en Anoeta, la actual cifra de 17 goles a favor es la segunda peor, solo por delante de la campaña del descenso (06/07). Todas las demás están muy por encima de la actual, lo que invita a una profunda reflexión. La Real presenta una media de 28 goles anotados en la jornada 21 desde 1993, once más de los que lleva

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Se da la paradoja de que en la campaña 01/02 había marcado 25 tantos siendo última en la tabla a estas alturas, y que en la 99/00 y 00/01 también llevaba más que ahora: 22 y 23, respectivamente. Eso sí, no tenía la misma consistencia atrás y por eso estaba abajo en la tabla. Pero, ¿de dónde viene este problema con el gol? Las siguientes serían algunas razones que lo explican.

El vacío dejado por Sorloth. La Real de la era Aperribay siempre ha contado con un gran referente arriba. Aunque con distintas características, el equipo le buscaba y era un faro en la fase ofensiva. Son los casos de Willian José, Isak y Sorloth. Incluso Jonathas, aunque fue fichado para jugar a un fútbol más directo con Moyes y cuando llegó Eusebio ya no le servía porque tenía otro estilo.

En el caso de Agirretxe, el mejor delantero centro de casa desde Satrústegui, coincidió en una época en la que Vela y Griezmann eran los líderes y supo entender cómo acoplarse a ellos para hacer buenos números. Sin embargo, con la salida de Sorloth en 2023 la Real perdió al último gran referente que ha tenido arriba y ese vacío sigue sin llenarse. No solo en cuanto a registros goleadores sino también en influencia en el juego. Sadiq no resultó tras su lesión, la cesión de André Silva no salió bien y Óskarsson aún es un melón por abrir a sus 20 años. Carlos Fernández tampoco ha salido como se esperaba. Así las cosas, una solución puntual como fue adaptar a Oyarzabal a la posición de 'nueve' se ha convertido en definitiva. Nadie duda de que el capitán tiene gol, otra cosa es que sea el mejor delantero centro para la Real. López Ufarte es el segundo realizador de la historia del club y nunca jugó de ariete.

Una medular en construcción. La Real de Imanol se ha asentado siempre sobre un centro del campo dominante. Lo fue con Zubeldia, Merino y Odegaard en la 19/20, y ya con Zubimendi cuando Silva sustituyó al noruego en los dos años siguientes. Incluso cuando el oriotarra perdió por lesión a Barrenetxea y Oyarzabal a principios de 2022, lo resolvió juntando a Zubimendi, Merino, Rafinha y Silva en la zona ancha. Ese verano llegó Brais para reforzar la apuesta por el balón y hacer valer aquella máxima de Cruyff: «Dime qué centrocampistas tienes y te diré a qué juegas».

La Real post-Sorloth aguantó bien el tipo porque siguió mandando en el centro del campo con Zubimendi y Merino, lo que hacía que Brais pudiese pisar área con peligro y marcase 19 goles en dos temporadas. Sin esa dupla, el gallego ha bajado su rendimiento porque tiene más cosas que hacer en defensa y no está tan respaldado como antes.

Ese poderío en la parcela central también lanzó con facilidad en ataque a Kubo y Barrenetxea, que se hincharon a hacer goles hasta navidades. Sin embargo, aunque en 2024 el centro del campo mantuvo su empaque, la marcha del primero a la Copa de Asia y las lesiones del segundo disminuyeron su productividad ofensiva, y el problema del gol en la Real ya se reflejó en la segunda vuelta del curso pasado.

Solución compleja a corto plazo.Hallar ahora fórmulas mágicas para resolver una situación de año y medio es complicado. La Real realizó una apuesta fuerte en verano por una plantilla joven con margen de revalorización y tiene que ser consecuente. Como solía decir Eusebio, «en los momentos de dificultad es cuando más hay que creer en la idea».

En la delantera el plantel está estructurado para formar con Oyarzabal y Óskarsson y cualquier movimiento en esa posición a corto plazo podría ser contraproducente. Otra cosa es que haya que ir mirando a junio. El mercado de invierno no es el propicio para conseguir incorporaciones de rendimiento inmediato arriba. En otras posiciones puedes encontrar un Galán o un Rafinha, pero el gol se paga caro porque no abunda.

Otro tanto de lo mismo ocurre en el centro del campo. Juntar a Sucic, Turrientes, Zakharyan, Sergio Gómez, Olasagasti y Marín, todos por debajo de los 24 años, implicaba un riesgo que se asumió. Solo Brais (28) y Zubimendi (25) tenían cierto recorrido. Ahora hay que recuperarles a todos para estructurar un centro del campo competitivo. Fichar jóvenes nunca ha sido fácil, pero a Merino e Isak se les trajo con 22 y 20 años, y ahí su trayectoria.

En el apartado táctico Imanol también debería darle una vuelta a su propuesta porque jugar a lo mismo con distintos mimbres es difícil. Cambiar podría dar la impresión de poner todo en cuestión, pero la Real tiene entrenador y plantilla para dar muchas alegrías. Aunque ahora venga de una mala semana y parezca que se pone todo en cuestión.