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Pitidos, confusión y opiniones encontradas. En la plaza Aita Donostia de Amara, frente al estadio de Anoeta, se vivió a primera hora de la mañana ... del miércoles un auténtico «caos» tras la apertura de todos sus carriles la tarde del martes. Mientras los conductores se quejan de «los atascos» que se generan, algunos vecinos valoran positivamente el espacio de paseo obtenido. Pero si algo queda claro es que todo aquel que circule por la zona deberá poner toda su atención a las señales para evitar errores en unos cruces a los que hace falta acostumbrarse.
Desde su puesto de trabajo en la Avenida de Madrid, Juncal Menéndez tiene una visión perfecta del tráfico alrededor de la plaza. Vecina del barrio de Amara, explicaba que «cuando he salido a la mañana a pasear a los perros, como cada día, me he encontrado con un caos», resumía. «El atasco era continuo, los autobuses no podían llegar hasta sus paradas, las ambulancias no podían pasar para subir al Hospital... ¡Era tal el atasco en la calle Errondo que las ambulancias han tenido que ir por la acera!», contaba incrédula.
Y es que, tal y como relataban peatones y conductores, esta calle fue una de las más problemáticas y donde más colas se generaron. En este tramo, que permite continuar recto o girar a la derecha para meterse a la zona de Anoeta o en dirección al Hospital Donostia, hay varios semáforos, uno detrás de otro. Cuando uno da luz verde, el siguiente ya está en rojo, creando una cadena de coches que no pueden avanzar. Con un claro descontento, Menéndez asegura que «antes no pasaba esto. Estamos indignados», aseguraba esta vecina de la zona.
Y no es la única decepcionada. «Toda la carretera estaba colapsada», describía Coro Pérez, otra amaratarra. «En los papeles quedaría muy bien, pero la realidad es otra. Lo de esta mañana ha sido horrible, una situación que no se da ni en los días en los que hay partidos de fútbol: pitadas, coches parados... Las ambulancias no podían pasar», añadía. «Hablamos de muchas personas que tienen que subir al Hospital; son cosas serias y si se han dado cuenta de que no ha salido bien, deberían arreglarlo». Aun y todo, Coro aprovechó que el tiempo acompañaba para salir a pasear y de paso, ver cómo ha quedado la zona de peatones de la plaza Aita Donostia pero, «teniendo en cuenta el resultado y el tiempo que han invertido en la obra, me parece que era algo innecesario», reflexionaba.
Los conductores que circulaban por la plaza a eso de las 8.30 horas de la mañana fueron, sin duda alguna, los más perjudicados. Y también los que más se hicieron notar, pues el sonido de las bocinas de los coches fue una melodía constante en el barrio donostiarra de Amara. «Ha sido un caos. Me he enterado de que la plaza estaba abierta cuando he llegado. A partir de ahora cogeré otra ruta, porque lo de hoy ha sido... He estado 25 minutos parada», sentenciaba una conductora mientras esperaba tras una larga hilera de vehículos a que los semáforos le permitieran continuar su camino. Había tantos coches que, aunque el semáforo se puso en verde, apenas unos pocos consiguieron moverse.
Otros vecinos, en cambio, optan por darle a la plaza Aita Donostia el beneficio de la duda y confían en que, con el paso del tiempo, el caos disminuya y la obra dé sus frutos; esto es, alivie el tráfico. También al volante, Merche Ramos aseguraba que «hay bastante lío, no me parece que las indicaciones estén muy claras. Voy muy atenta para hacer caso a las señales y no confundirme, habrá que acostumbrarse», contaba con alguna esperanza.
También es el caso de Enrique Moreno que, consciente de que el camino para los peatones por la plaza ya estaba abierto, salió a pasear con su mujer a ver el resultado. «Para los peatones va a quedar mejor, todavía falta que el jardín esté terminado. Respecto al tráfico, no lo tengo tan claro, pero hay que darle un voto de confianza», itía. «Es verdad que parece que algún cruce dará problemas, pero bueno, solo el tiempo lo dirá». Al darse la vuelta y ver el tráfico que se concentraba a sus espaldas, Enrique añadía que «antes la rotonda era más versátil. De hecho, solo hay que ver las colas que hay por Errondo... Ya veremos, hay que darle tiempo. Pero para los vecinos de la zona de Amara, la mejora es indudable», defendía.
De manera similar, Antonio, vecino del barrio, celebraba que las obras hayan llegado a su fin y se mostraba contento por el resultado. «Ha quedado bien, seguro que faltan algunas cosas por hacer y por mejorar, pero como todos los lados». En su opinión, el cambio es «enorme, da mucha luz y claridad a la zona». Y, como pasa con todo lo nuevo, «hay que acostumbrarse, está claro. Tenemos que confiar en los técnicos que la han hecho, ellos son los que saben», reflexionaba contento de poder pasear por la plaza Aita Donostia.
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