«Es el urbanista, no el jardinero, el que pone árboles en la ciudad»

– Le he escuchado decir que lo verde es necesario para curar casi cualquier patología ¿Es la mejor medicina?

– Es una constatación. Todo el mundo que tiene dinero se ha puesto una casa en el campo. ¿Por qué? Porque percibe ese beneficio. Ese beneficio ahora se ha estudiado minuciosamente y se ha demostrado que la repercusión es psicológica, fisiológica, metabólica. Casi no hay ni que explicarlo. A partir de que sabemos que es beneficioso ¿cómo uso eso?

– ¿Cómo introducimos el árbol en la ciudad cuando no hay sitio para casi nada?

– Bueno, la ciudad tiene una cosa que es básica, que son las personas. La ciudad está llena de personas que sufren patologías psicológicas, metabólicas, fisiológicas, de todo tipo. Una de las maneras que tenemos de cuidar a nuestra gente en las ciudades es poniendo naturaleza a su alrededor. La ciudad para ser humana tiene que ser verde. Esa es una constatación. No es la única manera, porque estamos haciendo ciudades con pisos de 30 metros cuadrados y los políticos diciendo que eso es bueno. Disculpe, no. Los pisos tienen que ser del tamaño que tienen que ser. La gente tiene que tener su espacio vital. Y ese espacio vital tiene que además incluir un verde.

- Insistía en su conferencia en que mejor árbol grande que árbol pequeño. El espacio en las ciudades es limitado...

– Sí hay espacio. Hay un espacio que no está usado, que es el espacio aéreo, que es donde el árbol crece y donde no hay nada. Nada es nada. O sea, algún cable, alguna farola. Bueno, las farolas se liberan, los semáforos se liberan. Hay un espacio encima del gálibo de las calles, que es el sitio del árbol, y hay un espacio que es a partir de 2 metros de la fachada del edificio, para tener un confort. Una vez el árbol se ha situado allí, los árboles maduros se mueven poco. Buscamos árboles que tengan el mínimo de mantenimiento.

– Hoy se critican las especies plantadas hace 40 o 50 años...

-Bueno, en su tiempo había menos ciencia, pero había mucho oficio. Por ejemplo, todas las carreteras de España estaban rodeadas de árboles en sombra. Porque los paisanos iban con el carro el 10 de agosto y tenían que llevar las verduras al mercado. Entonces las carreteras se hacían con árboles, no por bonito, sino para el confort de la gente.

–Los árboles grandes necesitan subsuelo para el crecimiento de las raíces. Eso también es complicado porque hay muchas canalizaciones y redes subterráneas ¿Cómo lo hacemos?

– Eso quizá es el tema más complicado. De hecho, la ciudad que apuesta por el árbol grande a la puerta que llama primero es la del arquitecto municipal, el urbanista. Porque él tiene la llave del árbol grande en la ciudad. El jardinero puede plantar en el alcorque y puede modificar un metro cuadrado. La jardinería hace el mantenimiento correcto, pero quien diseña el verde en las ciudades hoy en día son los arquitectos, los urbanistas, que son los que tienen la visión estratégica de la ciudad y los que le tienen que dejar espacio para el árbol en la ciudad. En Barcelona hay un equipo de arquitectos que, sin saber de árboles, se apoyan en gente que sabe de árboles y son los que están haciendo las plantaciones más eficientes, porque sencillamente tienen capacidad para fabricar un entorno mejor que los propios jardineros.

–¿Quitamos carriles de circulación y plantamos árboles?

– No, yo no estoy de acuerdo en esa premisa. Una ciudad pequeña, si le sacas los coches del centro para ser peatonal es una mejora. Pero una capital de provincia que tiene un flujo istrativo, que tiene mucha gente de fuera que tiene que entrar a la ciudad, que tiene unos servicios... Ahí el coche es una herramienta de libertad y de poder ser autónomo. Entonces, evidentemente, quizá en algunas calles habrá que sacar algunos coches, en beneficio de la gente que vive allí. Pero París tiene una propuesta ahora de eliminar el 40% del asfalto. Me parece una bestialidad. Porque París no es solo de los parisinos, es la capital de Francia. Entonces, ahí tienes millones de tíos que entran, salen... París no puede ser un jardín. Puede ser un jardín, a lo mejor Saint-Tropez. San Sebastián tiene las dos cosas. Es una ciudad pequeña, es una ciudad jardín en parte, pero tiene que atender también las necesidades de territorio que asume. Es capital de provincia, tiene unas necesidades de gente que entra y sale.

– Afirma que los árboles pueden crecer rápido. Hay mucha gente que dice, no me quite este gran árbol para plantarme un retoño...

– Si el árbol está enfermo es un riesgo y hay que minimizarlo. Existe la capacidad de sustituir. Y luego hay un tema de estrategia: el 90% de los árboles son podados anualmente en muchas ciudades. Eso es un coste inasumible si quieres incrementar la infraestructura verde. Tienes que cambiar el modelo.

–¿Apuesta por los alcorques vivos? Ha sido polémico en San Sebastián.

– Bueno, como todo, si la gente no sabe qué pasa, evidentemente se queja. Pero hay una constatación biológica importante. No podemos alimentar la infraestructura del árbol a base de químicos. Si queremos reducir esa dosis de químicos, que es un contaminante, una de las maneras de luchar contra las plagas es tener un alcorque con diversidad. Donde haya muchos bichos que viven allí. Es una estrategia de fitopatología para la salud. Y eso tiene una derivada: si yo tengo escarabajos y gusanillos en el suelo, llegarán los pajarillos que conviven con esos elementos.