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El Rey elogió ayer en Vitoria el compromiso con la libertad y la solidaridad de las víctimas del terrorismo, a las que ensalzó como « ... faro ético para toda la sociedad», y reclamó «permanecer unidos en la lucha contra el terrorismo y en defensa de todos los damnificados. Su testimonio, proclamó, «debe llegar en especial a los jóvenes porque sirve para prevenir la violencia». Felipe VI intervino en la Conferencia Internacional de Naciones Unidas sobre Víctimas del Terrorismo, en plena polémica por la rebaja de penas a etarras tras la reforma legal impulsada por el Gobierno central que acelerará la excarcelación de hasta 44 presos de la banda terrorista al poder descontar de sus condenas los años de prisión cumplidos ya en Francia. En la conferencia, que se clausura hoy, participaron también el secretario general adjunto de la ONU, Vladimir Voronkov; los ministros de Asuntos Exteriores e Interior, José Manuel Albares y Fernando Grande-Marlaska, y el lehendakari, Imanol Pradales.
El monarca, que abrió su discurso con un recuerdo a las víctimas de los ataques de Hamás, pidió un «horizonte de paz en Oriente Medio» y se dirigió a las víctimas del terrorismo de todo el mundo y motivación, a sus familiares y a las asociaciones presentes en la Conferencia. «Encarnáis la verdadera valentía y la dignidad», dijo.
Felipe VI
Rey
En referencia al motivo central del encuentro internacional: la educación como herramienta para la prevención, la consolidación de la paz y el empoderamiento de las víctimas del terrorismo, el monarca reivindicó su papel como educadores, comunicadores, agentes para la paz y la prevención de la violencia y consideró muy importante que sus vivencias, «a menudo traumáticas y desgarradoras, lleguen a la sociedad y en particular a los jóvenes». «Que el círculo vicioso de la violencia se transforme, gracias a su palabra, en un círculo virtuoso de aprendizaje», enfatizó.
El Rey recordó que durante muchas décadas España «ha sufrido la lacra del terrorismo» y remarcó que «una profunda conciencia social y política llevó a las Cortes a aprobar en 2011, y por unanimidad, la Ley de Reconocimiento y Protección Integral a las Víctimas del Terrorismo, inspirada en los principios de memoria, dignidad, justicia y verdad». Esta ley, citó, «convierte el compromiso con el homenaje y la reparación integral de las víctimas en una poderosa herramienta para la deslegitimación ética, social y política de quienes emplean la violencia para sembrar el terror».
Minutos antes, en su primer discurso como lehendakari ante las víctimas del terrorismo, Imanol Pradales ensalzó el papel de las víctimas y sus familias, «tan injustamente silenciadas durante demasiados años» y «condenadas, en muchas ocasiones al ostracismo, cuando no a la discriminación». «Aplaudimos y agradecemos de corazón su contribución a la paz. Su generosidad ha sido y es enorme. Son un ejemplo que compartir con el mundo», subrayó para llamar además a impedir «la construcción de un relato sesgado» sobre la violencia.
Imanol Pradales
Lehendakari
Pradales citó dos atentados marcados en su memoria, uno de ETA, que el 9 de marzo de 2001 acabó con la vida de Iñaki Totorika, su compañero de clase, «la persona con la que había compartido estudios, patio y vivencias». Y otro el 20 de enero de 1980 por los Grupos Armados Españoles (GAE) que accionaron una bomba en la puerta del bar Aldana en Alonsotegi. Fueron asesinados Manuel Santacoloma, Liborio Arana, y el matrimonio de Mari Paz Ariño y Pacífico Fika.
Pradales remarcó que las acciones terroristas «tienen un mismo denominador común: el uso de la violencia para acabar con quien no piensa igual» usando «bombas para combatir ideas», así como «una segunda coincidencia: personas que amparan, apoyan y, en algunos casos, financian esta estrategia de violencia y terror».
Fernando Grande-Marlaska
Ministro del Interior
El lehendakari manifestó que «existe el deber de reconocer el daño causado, de pedir perdón, de condenar aquello que nunca debió ocurrir y de asumir responsabilidades». Resaltó que la prioridad en Euskadi es avanzar en un modelo de convivencia asentado sobre los pilares de «deslegitimación de la violencia; reconocimiento integral de todas las víctimas; construcción de una memoria inclusiva, crítica y ética; y la defensa de los principios y valores éticos y democráticos».
Grande-Marlaska reafirmó el compromiso del Gobierno con las víctimas y su «voluntad de dar nuevos pasos para su reconocimiento, reivindicación de su memoria y respeto a su dignidad». Albares enmarcó la cita «como una muestra más del compromiso de mi país con las víctimas».
La consejera de Justicia y Derechos Humanos, María Jesús San José, intervino por la mañana y manifestó todo el apoyo a las víctimas y con la «salvaguarda» de su derecho a «una reparación justa del sufrimiento padecido».
A la Conferencia acudieron la ministra de Inclusión y Seguridad Social, Elma Saiz; el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz; la presidenta navarra, María Chivite; la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejeria, y mandatarios de otros países y autoridades locales como el diputado general Ramiro González o la alcaldesa Maider Etxebarria. No faltó el presidente de la Fundación de Víctimas, Juan Benito.
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