Luz verde a la tercera dosis para 347.000 vascos de 40 años, el segundo grupo más contagiado

La inoculación en este último grupo iba al ralentí respecto a los mayores de 70, que ya han recibido la tercera dosis en más de un 85%, pero en los últimos tres días se ha acelerado el ritmo y ha pasado de un 40% de vacunados el lunes a un 53% ayer, con 34.480 dosis más. En paralelo, la vacunación de los niños de 11 a 9 años también ha comenzado con ganas. La primera tarde, 2.475.

Este proceso para istrar las dosis de refuerzo a los adultos inmunizados que recibieron la última dosis hace más de seis meses seguirá la pauta de mayor a menor. Así, tras la aprobación del refuerzo a los dos nuevos grupos etarios, Osakidetza tiene que abrir la solicitud de citas para los de 59 años y progresivamente ir bajando la edad.

Además de la población general, la comisión que integran el Ministerio de Sanidad y representantes de las comunidades autónomas también informó ayer de que, siguiendo las recomendaciones de la Ponencia de Vacunas, se ha aprobado istrar también una dosis de refuerzo a quienes recibieron AstraZeneca. Es la mayoría de población de 60 años, y los menores de esa edad que pertenecen a profesiones esenciales como los profesores, bomberos, policías... A ellos, que se vacunaron en torno a la primavera pasada se les inoculará pasados los tres meses de la última dosis, ya que se ha evidenciado que la pérdida de inmunidad de esa vacuna es más rápida que las de Pfizer o Moderna. Las personas que recibieron una monodosis de Janssen también están llamadas a recibir otra vacuna de refuerzo.

La Comisión de Salud Pública recomendó a las comunidades que prioricen a las personas adultas que aún no han recibido ninguna vacuna, a quienes tienen patologías de riesgo y a las personas mayores de 60 años que están llamadas a recibir la dosis de refuerzo, tercera entre la mayoría de ciudadanos o segunda si habían superado el virus antes del primer pinchazo.

En Euskadi, donde en el boletín de ayer aún no se identifican datos sobre los niños, hay ya 1,8 millones de personas con la pauta completa. Y otro medio millón están protegidas con una tercera dosis. Entre los que pospusieron por dejadez, por falta de convencimiento o por otros motivos la inmunización, en los últimos tres días se han animado a recibir el primer pinchazo 6.681 personas, algunas incentivadas por el pase covid.

La vacunación es la única arma, junto a la responsabilidad personal, a la que las autoridades fían ahora el freno de los contagios. Más allá del pasaporte covid que en Euskadi se ha extendido a espacios de ocio o deporte cerrados, hospitales y residencias, no está previsto que se adopten medidas más restrictivas.

Ese pase es una herramienta además para forzar a vacunarse a quienes no lo han hecho. La vacunación no es obligatoria, pero en Baleares, la justicia ha autorizado pedir el certificado covid a sanitarios o, en su defecto, la realización de tres PCR semanales. El Tribunal Superior expone que los sanitarios son «un colectivo profesional que ejerce una función esencial en la sociedad» y aunque ite que la decisión de no vacunarse «es respetable» y se fundamenta en el derecho a la libertad personal, esta «debe cohonestarse con el derecho a la vida y a la salud de los demás».