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andrea cimadevilla
Viernes, 9 de diciembre 2022, 17:12
Como de película. Dos individuos provistos de pelucas, con el rostro cubierto con mascarilla y armados, atracaron este viernes, sobre las 14.20 horas, la ... sucursal de CaixaBank de la calle Sarrikobaso de Algorta, una de las principales arterias del barrio getxotarra, que se encuentra a escasos 300 metros de la estación de Bidezabal. Según informó un portavoz del Departamento vasco de Seguridad, la Ertzaintza continúa la búsqueda de los dos asaltantes de la entidad, que a última hora de la tarde aún no había interpuesto la denuncia correspondiente. Tampoco se había procedido a revisar las cámaras de seguridad.
Fuentes cercanas a la investigación sí que desvelaron que el botín superaría los 100.000 euros, un extremo que un portavoz de Caixabank no quiso confirmar, porque «podría generar un efecto llamada». «Lo importante es que no ha habido heridos y todo se ha hecho con bastante tranquilidad», subrayó.
No obstante, agentes calificaron el asalto de «muy grave», ya que en el momento que se produjo una decena de trabajadores aún se encontraba en el interior de la sucursal, cerrada al público, por lo que no había clientes ni en el local, ni sacando dinero en los cajeros. Según explicaron fuentes policiales, el modo de actuar de los asaltantes fue «profesional», ya que, tras adentrarse en el interior del banco, se dirigieron sin vacilar hacia el despacho del director y le «obligaron a apagar las cámaras» de vigilancia a fin de que no quedara constancia de sus movimientos.
Fuentes de La Caixa indicaron a DV que los dos atracadores emplearon un método intimidatorio, que no quisieron detallar, para conseguir que los empleados de la ventanilla les entregasen el botín. Pese a ir armados, el asalto, precisaron, se produjo «sin violencia», e insistieron en que «todo el personal de la compañía se encuentra en perfecto estado». La Ertzaintza permaneció varias horas junto a media docena de testigos recabando pistas y testimonios, hasta que sobre las cinco y media de la tarde todos abandonaron el lugar.
Pese a la magnitud de los hechos, los ladrones consiguieron pasar totalmente desapercibidos. Ni la Policía, que llegó apenas unos minutos después de recibir el aviso por parte del banco, ni los vecinos vieron nada. Y es que la hora en que se produjo el atraco no fue casual. Los saqueadores aprovecharon el cierre de los comercios y la escasez de transeúntes por la calle para poner en marcha la operación.
Agentes de la Ertzaintza interrogaron a comerciantes y hosteleros de la zona en busca de alguna pista, aunque sin éxito. «No vimos nada porque el toldo nos tapa. ¿Pero cómo van a robar aquí? ¡Qué locura!», se preguntaba atónito un camarero del bar Saloi, ubicado frente al cajero.
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