Si a usted le gusta que, como dicen ahora, le saquen de su zona de confort, puede que le pille el punto a esta película ... inclasificable que se pasa 93 minutos intentando que el espectador no se acomode.

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Puede que aprecie el esfuerzo de 'Tratamos demasiado bien a las mujeres', que ofrece a unos maquis tristísimos y cansadísimos en su huida tras la Guerra Civil, una mujer poderosa, franquista hasta la médula y desvariada con un vestido de novia ensangrentado, guardias civiles embrutecidos y viudas en grupo. Muertes absurdas, podredumbre moral, personajes perdidos, pena negra y tiroteos con música sandunguera. En un mismo lote, dramatismo patético, humor surrealista, tragedia con bilis y revoltijo de reflexiones.

El problema es que todo resulta deslavazado, sin encajar, a veces arbitrario y el continuo salto de personaje en personaje y de tono en tono puede dejar al espectador en el lado equivocado, sin emocionarse cuando debiera y sin reírse cuando... bueno, en realidad el humor negro y absurdo de la película no es como para reírse.

Clara Bilbao, prestigiosa responsable de vestuario (con Goyas por 'Nadie quiere la noche', 'Blackthorn' y 'La sombra de la ley') se muestra osada en su debut como realizadora, pero no logra completar una obra hecha con vistosos retales que en su conjunto nunca acaba de funcionar y va deshinchándose. Ni la producción de Mateo Gil ni la presencia de un elenco estelar consiguen elevar este mal sueño, esta agria propuesta.

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El espectador puede intentar agarrarse a la tristeza que emanan personajes como el de Julián Villagrán, a las inesperadas frases del de Oscar Ladoire o a la capacidad de Carmen Machi para sacar adelante un personaje tan antipático y brutal como el suyo. Sólo ella podría.

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