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Una gesta épica convirtió a Juan Sebastián Elcano en el marino más importante de su tiempo y a la vez en uno de los ... personajes históricos más infravalorados de la historia. La navegación que lideró el getariarra no ha sido transcrita en letras de oro. Cinco siglos después, la goleta-bergantín nonagenaria que lleva su nombra por el mundo, construida en 1927 en los Astilleros 'Echevarrieta y Larrinaga', homenajea al marino vasco con una travesía a su tierra.
El buque escuela de 94 metros de eslora y 13 de manga, luce imponente. Su estado de revista es impoluto. Es una de las joyas de la corona de la Armada, el buque en el que las nuevas generaciones de la marina aprenden el arte de surcar los mares. En él han servido más de 22.000 marineros y 6.500 guardiamarinas con ánimo de formarse, pero en palabras de su comandante Ignacio Paz García, en esta nave se aprende principalmente «a convivir».
Una lección de vida que se aprende del legado de marinos legendarios. El getariarra Juan Sebastián Elcano es el espejo en el que mirarse. En 1521, después de la muerte de Magallanes y encontrar las Islas Molucas y con la armada portuguesa acechando, Elcano convenció a sus 60 hombres de que volverían a casa navegando a poniente. Algunos eran vascos, pero hasta 9 nacionalidades se habían mezclado en la expedición. Les enseñó el camino. Les lideró a la gloria pero dejó varias lecciones dignas de iración. Una navegación de 90 días para cruzar el Cabo de Buena Esperanza tuvo un momento en el que les dio a elegir. Vida y apresamiento, o gloria.
Quinientos años después de la mayor gesta naval protagonizada por el guipuzcoano, una regata conmemoraba su logro, con el buque escuela en vanguardia de la flota que aunaba a las cuatro marinas. La singladura que evoca la navegación de la época, comienza en Bilbao y su cuaderno de bitácora, reza así:
Amanece en el puerto de Getxo, donde ha atracado la nave. Estrictas medidas de seguridad rodean el de los 130 pasajeros invitados al evento, que se unen a una dotación 252 hombre y mujeres, de los cuales 72 son guardiamarinas que cursan su tercer año en la nave. Jóvenes de 20 o 21 años.
08.00h
El sonido del chifle del contramaestre da la bienvenida de las personalidades que van subiendo por el portalón, una escalerilla de madera que da a un velero imponente. Una guardia armada con sables y fusiles les rinden honores. Los marineros forman y ocupan los lugares más altos de la cubierta. La figura del Almirante en Jefe de la Armada Teodoro López Calderón y el Secretario de Estado de Defensa Ángel Olivares, levantan una expectación especial. Una banda de música acompaña al baile de autoridades en la cubierta.
09.15h
El Juan Sebastián Elcano zarpa de la bocana de Getxo entre pasodobles y con los marineros despidiéndose hacia tierra con sus gorras. El público presente despide al barco entre aplausos. En la salida se impulsa con su motor diesel Vulkan hasta recorrer las primeras millas. Un enjambre de pequeños veleros y embarcaciones de todo tipo se acercan a las bandas. Comienza la regata 'Horizonte Elcano' que engloba la marina pesquera, mercante, armada y deportiva. El Juan Sebastián Elcano lidera la flota.
Un momento de calma precede otra vez al soniquete de los chifles de los contramaestres. Ordenan 'maniobra general'. Es el equivalente al zafarrancho de combate. Un frenético baile de marineros en cubierta no deja ningún resquicio al error. Comienzan a arriar el 'aparejo de cuchilla'. Desplegarán 8 de las 20 velas totales de la nave. Las cangrejas y los foques son los elegidos. Una reunión previa a las 7:30h entre capitanes, expertos en la derrota y la meteorología así lo han determinado por acuerdo.
Las poleas comienzan a chirriar y los equipos se aplican al máximo. El contramaestre de cargo corrige algún detalle, llamando al orden con un '¡caballero!'. Todos los movimientos son mecánicos, acompasados. No hay tiempo para desperdiciar. Todo fluye.
Hace 500 años, Elcano tuvo que llevar al extremo a la nao Victoria. Solo 17 hombres a su cargo, con el trinquete dañado y haciendo aguas con un casco dañado. Cargado hasta los topes con 27 toneladas de clavo. La tecnología avanza. El reto superado es todavía mayor cuando se compara con la actualidad.
Antes de bajar a la cámara de oficiales, la sala noble bajo cubierta, el Almirante Fausto Escrigas habla del aprendizaje que supone compartir una travesía en el Elcano. Repite la palabra 'convivir' como la mejor de las enseñanzas. «Aquí se llega inmaduro y sales maduro». Eso y una pasión común entre las cuatro marinas, la pura mar. «Una vez terminada la labor, en los permisos muchos íbamos a las regatas». Algo que se lleva en la sangre. La mar es un veneno inoculado para siempre.
10.25h
En la capilla de la nave se celebra una misa para todos los creyentes y no creyentes que quieran acudir. Le rezan a la Virgen del Carmen. Su luz en la tempestad. Al igual que la expedición de hace medio milenio, cuando le pedían a la Virgen de La Antigua de Sevilla.
Mientras tanto, el oficial de comunicaciones Álvaro de Agustín y el capitán de fragata Francisco Díaz se esmeran en explicar las labores que exige esta nave a diario. Los compañeros de cocina sirven cafés a invitados y oficiales. Un equipo humano en cadena, con la precisión de un reloj suizo. Hablan con orgullo de una nave de avanzada edad en estado reluciente. Entre sus hitos, en los años 70, este barco alcanzó los 17 nudos de velocidad, enfrentándose a vientos de hasta 75 nudos. Ahora la nave es más delicada y saben que «no hace falta ponerla a prueba con navegaciones al límite». Necesitan legarla a las demás generaciones.
1927 es el año en el que se botó el buque escuela 'Juan Sebastián Elcano'. Fue construido en los astilleros Echevarrieta y Larrinaga de Cádiz. Costó ocho millones de pesetas de la época.
87 vueltas al mundo ha dado durante estos 90 años, lo que supone 1,8 millones de millas naúticas. Acumula 12.000 singladuras, es decir, días en la mar.
22.000 marinos han pasado por el 'Juan Sebastián Elcano', de los que 6.500 lo hicieron como guardamarinas, es decir, en su periodo de formación. En estos momentos hay 72. Hacen navegaciones de seis meses.
73 países ha visitado el buque escuela.
11.10h
El ferrolano Ignacio Paz García es el comandante de la nave. El líder de la navegación a bordo. Su hoja de servicio es intachable y demuestra que la pasión con la que vive la marina está aderezada por un conocimiento histórico excelso.
En la cámara de guardiamarinas, donde luce la placa 'Sala Antonio de Oquendo', este capitán de navío expone una breve e intensa conferencia en la que repasa la gesta de Juan Sebastián Elcano.
Antes de recordar al marino que homenajea la Armada española, dispara una andanada de datos de interés que retratan la nave que gobierna. «Aquí todo es manual, todo se hace en equipo». Entre otros hitos, destaca que el buque escuela lleva 12.000 días en la mar, es decir, 35 de los 90 años de vida útil del barco los ha pasado navegando, surcando mares.
Un recorrido total de 1.800.000 millas náuticas, el equivalente a 87 vueltas al mundo completas. Para poder conseguir esas cifras, la formación es el pilar de su discurso. En este barco «no hay comodidad ni privacidad, pero educamos sobre todo en la generosidad». Lo más importante, «llegar a casa. El mejor temporal es aquel que se evita». Si los truenos, las galernas y las tempestadaes son inevitables «el que no sabe rezar, en este barco aprende a hacerlo», recalca con una sonrisa.
Al hablar sobre Elcano, su discurso denota emoción cuando cita una navegación extrema en 1522. Pone en un altar un dato terrorífico. «Les costó 90 días cruzar el Cabo de Buena Esperanza». Elcano se enfrento a vientos y corrientes en contra en el llamado 'Cabo de las Tormentas'. Dio bordadas para superar unas condiciones contrarias a su rumbo. Surcó a la contra una corriente que empujó siglos más tarde las expediciones inglesas que llegaban a Australia. No se rindieron, pero quebraron el trinquete. Aún así, con una nave destartalada y 18 marineros casi famélicos, hicieron turnos sobrehumanos para achicar el agua que les inundaba y llegaron a dar la vuelta al mundo. Algo «difícilmente repetible», concluye con iración.
12.00h
En los momentos previos de la ofrenda floral en San Juan de Gaztelugatxe, José Ignacio Espel, presidente del Aquarium de Donostia, comentaba con varios pasajeros la espectacularidad del velero y la exactitud con la que funciona todo. También se unía a un lamento común en las conversaciones en cubierta, sobre la desdeñada figura de Elcano en el ámbito internacional que 'Horizonte Elcano' reivindica.
La dotación del barco forma en la cubierta. Es el momento de honrar a todas las gentes de la mar que dejaron sus vidas en ella. Mediodía. Hora del angelus. Todo el barco firmes y en silencio escucha unas palabras sobre la valentía, el coraje y la pericia de Elcano y su tripulación.
Destacan que aún con la fama y el dinero que pudo llegar a tener, a Juan Sebastián no le quitaron su amor por la mar. Aquella donde murió años después, replicando el camino abierto. La dotación canta al unísono 'La muerte no es el final' y las coronas de flores flotan en la mar. Incluso los fotógrafos de la Armada que cubren el evento cantan mientras trabajan. Se preparan los fusiles para una salva al aire. Ordenan fuego. Un estruendo al unísono finaliza el homenaje al que se han unido todas las embarcaciones que rodean el buque escuela.
Se sirve una comida en cubierta y se abre un momento de distensión. Los pasajeros no paran de sacar fotos con sus móviles. Cualquier encuadre es agradecido. Todos los recovecos del barco tienen un sabor especial. Los vientos vuelven a darles vida a las velas. El comandante pone rumbo a Getaria.
Entre los visitantes, Esther Irigaray, gerente del Aquarium tiene unas palabras en euskera con Álvaro, un capitán de infantería de marina que estuvo destinado en la Comandancia de San Sebastián. El oficial explica en un correcto euskera cómo su 'amama' era donostiarra y que a pesar de ser de Madrid, tuvo la inquietud de recuperar la lengua de sus antepasados. También cómo el euskera estuvo presente en la primera circunnavegación entre Elcano y los marinos vascos que le acompañaban. Incluso comenta la posibilidad de que cuando se dice que Elcano tuteaba el rey, se podría deber al uso del 'hi' y el 'zu' en euskera, y que a Juan Sebastián le pareciese una forma suficientemente respetuosa para tratar a Carlos I. Sale incluso a relucir que el rey de las Molucas conocía el euskera debido a la presencia de vascos que le enseñaron el idioma.
15.00h
El buque navega solo a vela como recuerdo a la tripulación de la Victoria. La última maniobra general hará que se recojan los trapos. El motor vuelve a impulsar la nave. Dos horas más tarde, entre la bruma, se avista el Ratón de Getaria. Los marinos más curtidos y los jóvenes guardiamarinas vive la emoción que sintió el marino vasco al volver. Una maniobra de atraque dificultosa culmina con la entrada a puerto, donde cientos de personas le dan la bienvenida. 20.24h. Amarre.
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