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El último choque PNV-PSE por las políticas de inmigración, precedido por anteriores desencuentros como el de la conexión de Gipuzkoa con Navarra del ... Tren de Alta Velocidad, sitúa a Gipuzkoa ante un escenario político abierto e imprevisible. Las últimas encuestas de intención de voto confirman la tendencia de los últimos comicios forales. PNV y PSE, según esos estudios, tienen dificultades para lograr la mayoría absoluta de las Juntas Generales y EH Bildu, principal fuerza de la oposición, no solo no experimenta desgaste sino que incluso puede mejorar sus expectativas a costa del serio retroceso que experimenta Podemos.
Este es el cuadro convulso sobre el que se explica, también, que PNV y PSE decidieran ayer bajar considerablemente los decibelios y no echar más leña al fuego del debate para no engordar más las expectativas al alza de EH Bildu, que diputa la primacía electoral y en las últimas citas con las urnas ha vuelto exhibir una notable fortaleza.
Sobre esta radiografía de fondo, los encontronazos entre el PNV y el PSE, aunque no dinamiten la actual alianza, sí reflejan los intereses contradictorios de ambas formaciones, que también compiten entre sí en una estrategia de mutuo marcaje. Sobre la mesa se proyecta un escenario muy inestable, de creciente rivalidad, en el que puede moverse a medio y largo plazo el baile de las alianzas. Los jeltzales temen que pueda articularse a medio y largo plazo un eje de izquierda entre EH Bildu y el PSE que les desplace del poder en ayuntamientos y en Diputación. El PSE no descarta tampoco un acuerdo nacionalista entre el PNV y Bildu que orille a los socialistas de sus principales alcaldías. Y EH Bildu, que empieza a envolverse en la bandera de acuerdos a tres bandas o con el PNV o el PSE en función de las instituciones y de los programas de gobierno, sabe que el principal lastre para que llegue al poder es que se mantenga la entente entre el PNV y el PSE, y que con el PP sumen una mayoría.
El Sociómetro de la empresa Gizaker del mes de diciembre también recoge una encuesta electoral a las Juntas Generales que revela esta tendencia. Según el sondeo, EH Bildu obtendría el 39,4% de los votos, 2,1 puntos más que en las elecciones forales de 2023. El PNV, por su parte, crecería 0,4 puntos, logrando el 33% de los votos. El PSE sería la tercera fuerza con el 14,6% de los votos, 1,4 puntos menos que en mayo de 2023. El PP obtendría el 6,2% de los votos, perdiendo 0,2 puntos, mientras que Elkarrekin Podemos obtendría el 4,8% de los sufragios, 1,8 puntos menos que en dichas elecciones forales.
Llevados estas estimaciones a escaños de las Juntas Generales, EH Bildu mantendría su representación en el parlamento territorial (22), el PNV ganaría un juntero (18); el PSE-EE seguiría con 7 representantes; el PP mantendría sus tres escaños, y Elkarrekin Podemos perdería un escaño, pasando de dos a solo uno.
Este panorama tan incierto explica en parte que el paisaje electoral se esté tensando de forma considerable, también ante cuestiones sociales cada vez más presentes en el imaginario del debate público, Una de ellas es la inmigración. Todas las encuestas reflejan que el asunto crece en relevancia aunque en Gipuzkoa el último Sociómetro foral señala que un 12,3% considera que la inmigración «es un problema» en el territorio, por debajo de cuestiones como la vivienda (50%), el desempleo y la precariedad laboral (34,8%), la sanidad (25,5%), la situación económica y la calidad de vida (15,8%) y la seguridad ciudadana (13,7%). También el Deustobarómetro constata que, aunque crece la preocupación por la inmigración, lo hace muy por debajo de la sanidad, la vivienda o el coste de la vida.
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