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A los 32 años y con una etapa de la Vuelta a España en el palmarés, Mikel Iturria (Euskaltel) se retira. De baja desde el ... 21 de abril por su grave caída en el Giro de la Romaña, cuando una moto de la RAI se metió en la zona de sprint y provocó un accidente con varios ciclistas heridos graves, el urnietarra ha decidido poner fin a un larga y sólida carrera.
Iturria ha sido un muy buen profesional, al que la falta de velocidad en las llegadas le ha impedido construir un palmarés a la altura de su categoría deportiva. Corredor de nivel World Tour, no encontró hueco en los equipos de primera división, donde habría podido cumplir con solvencia diferentes funciones, y ha desarrollado toda su carerra en casa, primero en el equipo Continental de la Fundación Euskadi y después en el Murias y el Euskaltel. El equipo naranja no se ha dirigido a él para comunicarle sus intenciones y ha sido Iturria el que ha decidido poner fin a su carrera. Tampoco estaba convencido de si merecía la pena continuar.
Mañana recibirá el alta médica de su lesión. En Romaña sufrió fracturas de la vértebra cervical C2 y de la cabeza del peroné en la inserción del maleolo tibial. También se produjo una subluxación rotatoria en las vértebras C1 y C2 y una pequeña fractura en la C7. «Ahora estoy bien. El tobillo no me molesta, pero con el cuello todavía tengo días. Al girarlo para mirar atrás cuando voy en la bici me duele».
Mikel Iturria
En mayo ya se montaba en la bici estática para inicar la rehabilitación y ahora ya monta en bici con cierta normalidad, pero prefiere dejarlo. «Me mantengo muy activo, pero para estar del todo bien para la vida normal aún necesitaré un tiempo. Los médicos me han dicho que todo va a quedar bien. Los dos primeros meses que monté en bici anduve muy a disgusto, pero empiezo a encontrarme bien».
«No voy a seguir –explica–. Viendo el panorama, no me merece la pena. Para correr en China o no sé dónde y sin tener opción de disputar la Vuelta a España, mejor dejarlo. También hay un aspecto psicológico. Si vuelves, en el pelotón no se puede frenar y no sé si estoy preparado. Además, no es la primera caída grave que sufro». Iturria ya tuvo que reponerse a una fractura de fémur en un Tour del Limousin en 2017 y otra de muñeca en 2023 en Asturias.
Su actual equipo, el Euskaltel, no se ha dirigido a él. «No me han dicho nada. No me han preguntado qué idea tenía. ¿Si tenía la opción de seguir? No lo sé, porque no hemos llegado a hablar. Tampoco me veo seguro encima de la bici. Me molesta al girar el cuello y así no sé si merece la pena intentar seguir».
Por todos esos factores, la decisión de colgar la bici la toma con naturalidad. «Estoy tranquilo, no sigo y ya está. Cuando pasé mucho tiempo en la cama tirado sí que le di muchas vueltas a la cabeza, pero tampoco ha sido tan difícil tomar la decisión. El profesionalismo está a un nivel en el que no puedes fallar en ningún aspecto».
Mikel Iturria
Tampoco le da demasiadas vueltas a la mala suerte en forma de caídas que le ha perseguido. «Me retira una caída que tuve en abril. No he vuelto a correr desde ese día y no volveré a ponerme un dorsal en profesionales, pero así es la vida», resume con su tranquilidad habitual. Por el momento, no va a seguir metido en el ciclismo. «De momento, me aparto. Seguiré andando en bici e iré a ver carreras, pero no voy a estar en el profesionalismo. Tampoco veo las cosas claras en el Euskaltel. Quiero tomarme un año tranquilo, para ver por dónde va la situación».
Asegura que se encuentra «animado y muy activo, disfrutando de la bici y con ganas de hacer muchas cosas con más libertad. Echaré una mano en el bar de mi familia y ya se verá por dónde dirigimos el futuro».
En la carrera de Iturria, por encnima de todo quedará, por derecho propio, la victoria en la etapa de la Vuelta a España de 2019 en Urdax, en la que explotó todas sus condiciones. Aquel día acertó a rematar, lo que ha sido su punto débil al carecer de una velocidad que hiciera lucir su motor. Tiene inumerables puestos entre los diez primeros en carreras de todo tipo. Buen escalador, entendió que explotar las fugas de calidad podría ser su terreno. Lo logró en la Vuelta, pero las caídas le impidieron tener más continuidad. Ha sido referente tanto en el Murias como en el Euskaltel, por su nivel y su fiabilidad.
De carácter discreto, su figura ha sido la del ciclista modesto, tan querido por el aficionado vasco. Ni siquiera tras su victoria en Urdax dijo una palabra más alta que la otra. Explotar su imagen pública nunca ha sido su fuerte, en un mundo en el que saber venderse tiene importancia. Fue un buen ciclista, y eso es mucho.
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