Ni está batido el récord, ni ganado el Tour de Francia

Cómo cambian las cosas. Resulta que ahora parece ya que tiene hecho batir el récord del monstruo belga y subirlo a 35. Ojo. El cansancio se acumula y le va a costar pasar los Pirineos, aunque estoy convencido de que todo su equipo le va a arropar al máximo. Tampoco los rivales le van a regalar así como así llegar a París.

Llevar cuatro victorias de etapa no significa que arrase en las llegadas. Gana por poco. Philipsen sigue cerca, a pocos centímetros. Confiaba un poquito más en él. La labor de Morkov volvió a ser fundamental. Dejó a Cavendish a menos distancia de la línea de meta que en su anterior triunfo y fue incluso capaz de hacer segundo.

Llama la atención que Morkov tenga pocos triunfos en su palmarés. Algunos acusan coger la responsabilidad. Ser líder ocasional cambia todo. La cabeza influye mucho. Me acuerdo de José Luis Uribezubia en las filas del Kas. Era un gran corredor, pero no rendía igual en el momento en el que le daban la jefatura.

La caída del día me trajo a la mente la imagen del rescate de Roger Rivière en aquel accidente que le dejó inválido. Ciclistas despeñados en el terraplén, bicicletas que salían del agujero, entre hierbas y arbustos. Peligrosa.

Me genera preocupación ver a Rui Costa por un lado y a Tadej Pogacar en los últimos kilómetros, en momentos de tensión. El esloveno corre el riesgo de pagar la falta de apoyo en puntos críticos.