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Si usted reside en Abaltzisketa, Orexa, Elgeta o Baliarrain deberá viajar a un pueblo vecino para realizar cualquier operación bancaria al no disponer de una oficina en su localidad. Son solo cuatro de los más de 30 municipios guipuzcoanos que carecen de una sucursal bancaria en sus calles. De los 88 pueblos de Gipuzkoa, 34, casi cuatro de cada diez, llevan años sin disponer de una oficina (un 38,6%), según el informe estadístico 'Distribución geográfica de oficinas por entidad' del Banco de España.
Es el mapa de damnificados que deja el drástico plan de recorte de gastos que ha emprendido el conjunto de la banca española durante los últimos años, y que se ha intensificado desde que arrancara la pandemia. Los problemas de rentabilidad del sector se han intentado compensar con recortes que han afectado, fundamentalmente, a las plantillas y las redes de oficinas. Aunque los cierres han estado centrados en grandes municipios, las zonas rurales no se han librado. Desde 2020 y hasta el año pasado, Gipuzkoa ha visto pasar su parque total de sucursales bancarias de 397 a 336, lo que supone un recorte del 15,3%. Si ponemos la lupa en el País Vasco, el número de oficinas que se han cerrado desde el año Covid asciende a 142, pasando de 1.146 sucursales a 1.004 en 2021.
La pregunta es a qué velocidad avanza esta tendencia y qué factores están socavando la desaparición de las sucursales bancarias. Todo parece apuntar a que el Covid es una de las principales causas, pero no la única. Y es que a raíz de la crisis sanitaria, un gran número de entidades ha optado por reforzar sus herramientas de pago online para facilitar las compras de sus clientes.
Pero el auge de las vías digitales de pago no es la única causante de la paulatina desaparición de las oficinas. Las dos últimas grandes crisis económicas –sobre todo la de deuda, iniciada en 2008 con la caída de Lehman Brothers–, la transformación (en parte obligada por Bruselas en el marco del rescate a España) del sector financiero y la imperante e imparable digitalización del negocio –elevada ahora a la enésima potencia por la pandemia– han transformado por completo el mapa bancario en el Estado y en Gipuzkoa.
Kutxabank, con 84 oficinas en el territorio y presencia en 54 municipios de Gipuzkoa, 'presume' de ser la entidad financiera que «garantiza» el a la banca a pie de calle en el territorio al ofrecer servicio a las 13 localidades en las que solo hay una oficina. Asimismo, el banco presidido por Gregorio Villalabeitia, cuenta con otras 14 localidades en las que, a pesar de no tener una sucursal, sí atesora cajeros automáticos. «Si sumamos oficinas y cajeros, estamos presentes en 68 municipios de Gipuzkoa, ocupando un 77% del mapa del territorio». Además, en aquellos municipios de menos de 2.500 habitantes, Kutxabank llega al 83% de esos pueblos con sus sucursales.
Con la actual red de oficinas, el banco de la 'K' busca dar respuesta a las necesidades de atención y de negocio de sus clientes, aunque sostiene que «pueden producirse procesos de racionalización de oficinas para integrarlas en espacios mayores». Y es que las entidades financieras buscan ahora un formato de sucursales más grandes donde se integran los servicios que ofrecían las oficinas más pequeñas. «Así ofrecemos un servicio más completo y de mayor calidad».
Fue hace tan solo dos meses cuando la 'rebelión' de los mayores obligó a los bancos a cambiar su atención y facilitar las gestiones ante el imparable avance de la digitalización y el cierre de sucursales. Este periódico se puso en o con diferentes ciudadanos del territorio para sacar a la luz los problemas que se encontraban estas personas a la hora de realizar cualquier tipo de gestión. Un vecino de Bidebieta aseguraba que tenía que recorrer «más de un kilómetro» para ir a la oficina de San Pedro o Larratxo después de que Kutxabank cerrase hace más de dos años su oficina en ese barrio donostiarra.
En Berrobi, uno de los 34 municipios del territorio que carece de una sucursal, el Ayuntamiento dejó un local en el que estaba previsto cederlo a una entidad bancaria de forma gratuita. «Ahí sigue, vacío», lamentaba un vecino de ese municipio.
Desde Kutxabank buscan diferenciar la presencialidad de la atención personal. Es por ello que ya ha incorporado a más de 60 profesionales para reforzar este servicio. Así, en los últimos cinco años ha contratado con carácter indefinido a más de 350 profesionales en un amplio proceso de captación del talento. La plantilla supera las 5.500 personas. «Cuando hablamos de atención personal, ofrecemos un gestor que asesora, acompaña y da respuestas a las necesidades financieras de nuestros clientes. Esa es nuestra apuesta. Es por ello que hemos ampliado el servicio de atención personal a través de la banca personal».
El segundo concepto, el de la presencialidad, está centrado en el servicio 'CONtak'. Se trata de una atención personalizada para un perfil de clientes totalmente digitales. «Con nuestro tamaño, somos la entidad financiera con mayor número de gestores personales y con mayores clientes digitales de Euskadi». Así las cosas, la atención personal remota de Kutxabank se extenderá a un millón de s.
Por su parte, Laboral Kutxa, con 63 oficinas bancarias en el territorio y 173 en Euskadi, sostiene que «nuestra presencia en un municipio que ya tiene una o varias sucursales no va a desaparecer. Ese es nuestro compromiso. Sí pueden darse situaciones de reajuste o reestructuración de oficinas en diferentes pueblos, de manera que se pase de dos oficinas a una, pero en ningún caso ese número se va a quedar en cero».
Si bien el canal principal de atención de la entidad financiera que pertenece al Grupo Mondragon sigue siendo la oficina, esta tiene que «dar respuesta a las nuevas formas de relacionarse con los clientes», que cada vez más realizan las operaciones más sencillas y consultas a distancia, mientras desde las oficinas «se responden a las necesidades que requieren de un mayor nivel de asesoramiento, que a su vez se pueden atender por nuestros gestores en la propia oficina o a distancia».
El mapa de oficinas bancarias en el Estado también se ha visto considerablemente reducido con el paso del tiempo. En la última década, el número de oficinas bancarias ha disminuido cerca del 50% y el total de cajeros automáticos se ha reducido un 20%, lo que ha provocado que alrededor de 1,3 millones de personas se encuentren en una situación complicada para obtener dinero físico o realizar cualquier consulta u operación en una oficina.
La Asociación Española de Banca (AEB) y la Asociación Bancaria (CECA) insisten en sustituir el cierre de sucursales con el mantenimiento de un o presencial a través de medidas como los ofibuses, que ya tienen desplegados varias entidades financieras; o el servicio de retirada de efectivo en determinados comercios ('cash back'). Se trata de «llegar a todos los canales», indican fuentes del sector.
TRES EJEMPLOS
«Que yo recuerde, Abaltzisketa jamás ha tenido una sucursal bancaria o un cajero y nunca hemos tenido quejas por parte de nuestros vecinos. Una cosa es tener una oficina y que con el paso del tiempo se cierre, y otra muy distinta es no haber tenido jamás una. Nos hemos amoldado a esta circunstancia y cuando hemos necesitado realizar cualquier gestión nos hemos acercado a Zaldibia, Amezketa o Alegia. Alguna vez hemos pedido un cajero automático, pero finalmente no pudo ser y tampoco hay ninguna previsión a corto plazo de que vayamos a poner uno. Creo que en un pueblo de 300 habitantes no tiene mucho sentido tener una oficina, como tampoco lo tiene una tienda de ropa o una zapatería. Dudo que le diésemos uso todos los días».
«Antes de cerrar la última sucursal de la zona el año pasado, los responsables de Kutxabank se pusieron en o con el Ayuntamiento para explicarnos el motivo del cierre y su planificación. Estamos en una época de transición. La era digital tiene muchas cosas positivas, pero también muchos peligros, como el cierre de las puertas a personas que todavía no están capacitadas para adaptarse a las nuevas tecnologías. La atención telemática es una realidad, pero no podemos dejar de lado la presencialidad. El cierre de la última sucursal en Tolosa fue en 2021. En nuestro municipio lo que nos preocupa más es la comarca de Tolosaldea y esos municipios más rurales que han podido tener un cajero automático y han podido cerrar».
«Desde Eudel nos reunimos con la dirección de Kutxabank para tratar este fenómeno y trasladarles nuestra preocupación sobre la brecha digital, aunque eso no significa que no hayan cerrado cajeros. En Irun hemos conseguido compromisos claros para evitar el cierre de diferentes cajeros. En barrios como Larreaundi y Anaka (en el que se han producido cierres de cajeros y oficinas) hemos puesto en marcha cursos de formación para mayores de una app de Kutxabank enfocada en la banca digital. Se puede constatar claramente esta tendencia de cierre de oficinas en el territorio y también en Irun. El número de sucursales ha caído en picado durante los últimos diez o quince años. Se trata de un fenómeno que genera una enorme inquietud en nuestros vecinos».
Tres de cada cuatro empresas consideran que la sociedad sin efectivo será una realidad en menos de diez años. Según el último Informe Europeo de Pagos, el 75% de las entidades españolas cree que, en diez años como máximo, habrá un mercado donde el dinero físico apenas tenga presencia. En concreto, el 5% opina que esto ocurrirá en los próximos dos años, el 12% en cinco años y el 58% en diez años. El 25% restante prevé que más adelante o nunca. Asimismo, la mitad de las compañías encuestadas considera que las pequeñas empresas tendrían dificultades para sobrevivir en caso de que llegue esta realidad.
El Covid es una amenaza para el dinero en efectivo. De eso no cabe duda alguna. Los datos recopilados durante la pandemia por el Banco Central Europeo (BCE) son reveladores. El 40% de todos los encuestados ha reconocido que ahora emplea tarjetas de pago sin o con más frecuencia, mientras que un 40% también ha asegurado que usa con mucha menos frecuencia o algo menos el dinero en efectivo. Casi el 90% de todas estas personas que ahora usan menos el efectivo seguirán de esta forma cuando termine la crisis del coronavirus.
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