«El conflicto del mar Rojo retrasó mes y medio nuestra cadena de suministro»

– ¿Qué supone este premio?

– Recibimos este galardón con mucho orgullo. Es un reconocimiento a 60 años de historia.

– Precisamente este año Ampo cumple 60 años. ¿Cuál diría que ha sido la clave de su éxito a lo largo de todos estos años?

– Una de las decisiones importantes que se tomó allá por los años 80 fue salir un poco de la producción estándar de estocaje y vender a los clientes finales. Empezamos con una red comercial que ha ido creciendo poco a poco y ahora mismo tenemos presencia en casi todos los continentes.

– Primero una pandemia, luego la guerra en Ucrania y ahora un conflicto en Oriente Medio que se extiende a varios países. ¿Se ha visto afectado Ampo por estas disrupciones geopolíticas?

– Sin duda. Todos estos conflictos han tenido un impacto en nuestra empresa bien por la subida del precio de la electricidad o del gas. La pandemia fue el inicio de todo. Fue extremadamente duro para todas las empresas. Inmediatamente después estalló la guerra de Ucrania, con subidas de precios que llegaron incluso a duplicarse. Fue un año muy duro porque no pudimos repercutir ese alza de costes en nuestra cartera de pedidos. Cuando parecía que ya empezábamos a levantar la cabeza surgió el conflicto entre Israel y Palestina y las tensiones en el mar Rojo, que llegó a retrasar mes y medio nuestros pedidos.

– Cuentan con plantas repartidas por todo el mundo como Kazajistán, Arabia Saudí o la India. ¿Tienen previsto abrir en alguna otra parte?

– Estamos explorando abrir una planta en Nigeria. El futuro en África viene más en un medio plazo y es prometedor. Bien es cierto que la inestabilidad política que tiene el país frena un poco nuestras aspiraciones.Necesitamos más estabilidad para abrir allí una fábrica. Es un proceso que lleva muchos quebraderos de cabeza.

– Recientemente Ampo ha puesto el foco en el desarrollo de soluciones de alto valor tecnológico para la manipulación de fluidos en los ámbitos del hidrógeno y otros materiales. ¿De qué se trata?

– Estamos inmersos en la transición ecológica, aunque hemos de reconocer que más de palabra que de hechos. Esta transición es una realidad, aunque todavía nos cuesta ver un poco los tiempos de implantación, pero es indudable que el hidrógeno es uno de los temas estrella.Todavía no hay una tecnología dominante, pero de momento nos estamos posicionando en el desarrollo de válvulas para la manipulación del hidrógeno así como su almacenamiento, que es una de las claves para que esta tecnología funcione.

– Ampo es miembro de la Alianza Europea del Hidrógeno y del Corredor Vasco del Hidrógeno. ¿En qué momento creen que se encuentra ese proceso de transición energética?

– Creemos que va a ir más lenta de lo que nos están diciendo.El hidrógeno todavía está lejos de ser competitivo en cuanto al precio.Va a ser una realidad, eso es indudable, y estar en esa alianza nos permite ver lo que están haciendo otros compañeros y tener sinergías.

– Ampo también está inmersa en la descarbonización de su propia actividad. ¿Qué pasos han dado?

– Nos estamos centrando en la reducción del consumo energético. La pandemia llegó a duplicar los costes energéticos, y desde entonces casi todo el equipamiento que tenemos en la fábrica que funciona con gas lo hemos ido sustituyendo con electricidad. Hemos invertido mucho para reducir todas nuestras emisiones de CO2 al exterior.

– ¿Hacia dónde mira Ampo en un futuro?

– Ahora arrancamos con el plan estratégico 2024-2026 y uno de nuestros objetivos está en la transición energética.