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La salsa de tomate es una de las claves para lograr una buena pizza.
Cómo hacer salsa de tomate para pizza
LA DESPENSA

Cómo hacer salsa de tomate para pizza

Es uno de los ingredientes imprescindibles pero, a menudo, no se le presta la suficiente atención. La pizza perfecta debe llevar una salsa de tomate densa y con poco agua

Martes, 30 de junio 2020

Si alguna vez hemos hecho pizza casera y nos ha dado la sensación de que la masa quedaba húmeda, el problema estará en un ingrediente siempre esencial pero al que a menudo no se le presta la suficiente atención: la salsa de tomate. Una pizza que no queda crujiente y cuya masa esté blanda tendrá en la salsa de tomate elegida el origen del problema. Por ello, deberemos elegir la más adecuada para la receta que queramos elaborar.

Por lo general, hay que destacar que la salsa de tomate perfecta es aquella que resulta muy densa y en la que el agua es escasa. Necesitamos, en resumen, una salsa de tomate muy concentrada que permita que la masa quede crujiente. Pero, ¿cómo podemos conseguirla?

Pues tendremos, principalmente, dos opciones, siempre dando por hecho que no encontraremos en nuestros supermercados o tiendas habituales este tipo de salsa de tomate. Así, la primera de las posibilidades es hacer nosotros mismos esa salsa. Compraremos tomate en rama o tomates que tengan mucha carne y poco jugo. Basta con triturarlos y pasarlos por un colador para obtener una salsa más densa de las habituales. En este punto, por cierto, deberemos pensar si le queremos añadir sal, alguna especia o incluso hierbas aromáticas que den más tarde ese toque tan especial a la pizza. Cada receta, eso sí, exige un tipo de salsa con un sabor que resulte más potente o menos.

Si vamos a comprar la salsa de tomate, deberemos deshidratarla en una sartén al fuego

Esa salsa cruda nos podría servir para ponerla sobre la masa de la pizza, pero siempre podremos apostar por cocinarla también para conseguir exactamente la densidad que queremos para nuestra pizza. En este caso, por cierto, podremos cocinarla junto con cebolla. El azúcar es, en este sentido, una opción al gusto de quien la cocine, si bien es cierto que las recetas de tomate más tradicionales no lo suelen incorporar.

Con salsa comprada

Pero también podemos conseguir que cualquier salsa de tomate comprada quede mucho más densa que en su forma habitual. La manera de lograrlo es muy sencilla, ya que bastará con que la pongamos en una sartén al fuego y veamos cómo el agua se evapora de la salsa. Se trata, en definitiva, de deshidratarla.

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