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Son muchos los niños que nacen durante las rutas migratorias de sus madres. EFE
Audiencia de Gipuzkoa

Reconocen por primera vez la nacionalidad española a una niña nacida en ruta migratoria

La madre, de origen camerunés, dio a luz a la niña en una casa de Marruecos mientras se dirigía a Europa. Ahora viven en San Sebastián

Macarena Tejada

San Sebastián

Miércoles, 8 de junio 2022, 11:57

Un millar de mujeres inmigrantes con hijos menores llegaron a España en patera el último año. Alrededor del 10% de los niños habían nacido en la ruta migratoria, según datos de la Fundación Arco Iris, lo que supone que un centenar de menores llega al Estado siendo «invisibles» todos los años. Ni pasaporte, ni derecho a la educación o la sanidad pública... Ni siquiera una nacionalidad. La Audiencia de Gipuzkoa ha reconocido por primera vez la nacionalidad española a una menor nacida en plena ruta migratoria. La madre, de origen camerunés, se encontraba en tránsito cuando dio a luz a su hija en una casa de Marruecos. El 8 de mayo de 2018 llegaron en una embarcación «de forma irregular» a Tarifa, según recoge la sentencia de la sección segunda, y tras pasar unos primeros meses en Andalucía se mudaron a San Sebastián, donde viven en la actualidad. Con esta sentencia pionera se abre la puerta a que centenares de niños salgan de este vacío legal en el que residen.

La historia de esta familia, que prefiere guardar el anonimato, es como la de otras tantas que dejan su país natal en busca de una vida mejor. En el camino, nació la bebé, que ahora tiene 7 años y, todavía, ninguna nacionalidad establecida. La madre «se encuentra residiendo regularmente en España». Sin embargo, a la menor «le ha sido denegado el permiso de residencia y no dispone de pasaporte». Tras una odisea de solicitudes de inscripción de nacimiento, la justicia guipuzcoana ha declarado «la vulneración de derechos fundamentales de la menor» y, en consecuencia, «su nacionalidad española de origen acordándose librar exhorto al Registro Civil Central para inscribir el nacimiento fuera de plazo de la menor».

Madre de la niña camerunesa afincada en Donostia

«Llevo siete años durmiendo con un ojo abierto con miedo de que algo pudiera pasarle a mi hija»

Años de lucha

Su madre había solicitado inicialmente la inscripción de nacimiento y «la obtención de pasaporte» a las autoridades de Camerún, pero estas, «a través de la Embajada de Camerún en España, le comunicaron que al haber nacido la hija en Marruecos puede dirigirse a dicho país para obtener el acta de nacimiento» o trasladarse hasta Camerún para realizar los trámites 'in situ'. Pero la menor no tiene ni carné de identidad ni pasaporte, por lo que no puede volar. También dirigió una carta al embajador de Marruecos en España, pero «no ha obtenido respuesta».

Incluso el año pasado el Registro Civil de San Sebastián declaró «incompetente y denegó la inscripción de nacimiento de la menor» en Donostia. «Se le ha denegado la posibilidad de darse de alta en el padrón municipal de San Sebastián, lo que afecta a su posibilidad de acceder a los servicios públicos municipales, solicitar prestaciones sociales y estar asignada a un centro de atención primaria donde se le adjudique un médico de cabecera», se lee en la sentencia. Tras años de lucha, ahora su familia respira algo más tranquila, pero todavía «con miedo» porque hasta que la sentencia no se haga firme, su niña no existe a efectos legales.

«Existe un mandato clarísimo del Derecho Internacional para que todos los niños tengan una nacionalidad»

Juan Luis Ibarra

Expresidente del TSJPV

En este momento se siente «parcialmente feliz. Tener a un bebé sin registro no es una situación fácil», explica la mujer, que confía en que el Ministerio de Justicia no recurra la sentencia para que su hija pueda obtener la nacionalidad lo antes posible. «Ver cómo crece sin ninguna documentación es horroroso y no deseable» para nadie. «Algunas madres lloran porque sus hijos están enfermos. Otras, por falta de una firma en un papel para que el pequeño pueda ser identificado como un ser integral en una comunidad», se lamenta.

Tanto es así que lleva «siete años (la edad que tiene la niña) durmiendo con un ojo abierto con miedo de que algo pudiera pasarle a mi hija. Como, pero no engordo. Intento seguir hacia adelante, pero no alcanzo la felicidad», se sincera, y compara su situación con «una enfermedad silenciosa que mata a múltiples madres». Y se pregunta: «¿Es verdad que los niños tienen derecho en este país? ¿Y por qué juegan con las madres si ellos mismos no pueden proteger a los niños en situaciones vulnerables?», se lamenta la madre de la menor.

«Lo más inmediato» tras esta sentencia es reformar el apartado del Registro Civil que impide a este tipo de menores su registro, para después modificar el Código Civil y que recoja «este supuesto», de manera que los niños no se mantengan en una situación de «apatridia», insiste por su parte el expresidente del Tribunal de Justicia del País Vasco (TSJPV) y doctor en Derecho, Juan Luis Ibarra, que asesora a la Fundación Arco Iris. Es decir, «no se pueden mantener en una situación de no ciudadanía y no nacionales de ningún Estado».

Es más, existe un mandato «clarísimo» del Derecho Internacional, recogido a su vez en el Derecho español, «para que todos los niños desde su nacimiento tengan una nacionalidad y estén inscritos en un registro civil». Así, esta sentencia se basa en el «principio de interés superior del menor».

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