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Pablo Lasarte
Jueves, 13 de julio 2023, 02:00
Keylin Ruiz es una de las personas que ha encontrado una oportunidad laboral en hostelería en Gipuzkoa, gracias al proyecto Eskulanbide. Hace ya siete ... años que esta mujer nicaragüense de 28 años aterrizó en Donostia en busca de un proyecto vital para superar «los problemas económicos que me obligaron a salir de mi país en 2016», explica a DV.
Nacida en Somoto, un municipio situado al norte de Nicaragua, Keylin no las ha tenido todas consigo desde que en su país natal no pudo seguir pagando sus estudios universitarios y optó por buscar un nuevo lugar en el que iniciar un nuevo camino, esta vez en Gipuzkoa y en el entorno laboral, aunque no todo salió como esperaba en un principio. «Decidí venir a Donostia en busca de empleo pero –reconoce– lo he pasado mal, porque al no tener papeles no me daban ningún trabajo».
Ayer salió con un diploma bajo el brazo por la puerta de la sede de Hostelería Gipuzkoa en Donostia junto a casi una treintena de caras sonrientes dispuestas a cambiar su futuro. Portadoras todas de un certificado que espera sea un salvoconducto para construir «un proyecto de vida digno». Tal y como afirmó el delegado del Gobierno en el País Vasco, Denis Itxaso, casi ocho de cada diez inmigrantes que completaron el proyecto Eskulanbide de arraigo de la formación han conseguido un empleo una vez terminado el curso formativo.
Madre soltera de un niño de cuatro años, la situación era «crítica», pero fue entonces cuando recibió la llamada de Lanbide sobre la posibilidad de conseguir la regularización istrativa de inmigrantes. «Al principio pensé podía ser una broma» ite. «No fue una decisión fácil por el hecho de que tenía que cuidar de mi hijo. Tuve suerte con el horario porque salía cuando él aún estaba en el colegio y le podía ir a recoger», matiza. Keylin por fin empezaba a ver la luz al final del túnel.
Las prácticas del curso Eskulanbide han resultado muy gratificantes para los 27 diplomados. «Hemos aprendido mucho. El sector de la hostelería era nuevo para mí, ya que yo solo tenía experiencia en el cuidado de personas mayores. He tenido unos profesores excelentes», valora Keylin.
En su opinión, este proyecto ha resultado ser multifuncional y de utilidad, no solo a nivel de conocimientos en el sector hostelero, sino también en el aspecto relacional con el resto de las personas. «Me han desaparecido los nervios y he notado una gran mejoría en el trato con las personas. Por supuesto, durante las horas de trabajo pero también fuera de horario laboral. Antes me costaba mucho abrirme a la gente pero ahora se me hace muy fácil», destaca.
Los dueños del bar restaurante Baztan, Arantxa Ciaurriz y Aitor Oyarzabal, fueron los responsables de abrir las puertas a Keylin. Propietarios de varios establecimientos en la Parte Vieja donostiarra, la contrataron hace ya una semana como camarera del local situado en el centro comercial Garbera. «Los jefes me han posibilitado el a un puesto de trabajo y los compañeros me aclaran cualquier duda que tengo. Todo va fenomenal», afirma agradecida.
La lucha por lograr los papeles no ha acabado para los inmigrantes formados en Hostelería de Gipuzkoa. «Ahora mismo en el documento que tengo figuro como residente, pero sin permiso de trabajo». «Espero que en un par de meses pueda conseguir el permiso» aclara. Aun así, Keylin Ruiz solo tiene palabras de agradecimiento para todas las instituciones y colaboradores que han hecho posible su instrucción de cara al mercado laboral. «Este proyecto nos ha dado a mí y a mi hijo la oportunidad de salir adelante».
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