Ranas, moscas, dragones, zorros... anuncian las fiestas en Gipuzkoa

Pero no es ni mucho menos la única que ejerce ese papel en el territorio. Aunque mucha gente lo desconozca esta costumbre de abrir festejos 'lanzando' alguna figura o personaje más o menos curioso desde el balcón del ayuntamiento o la torre del campanario es cada vez más habitual en Gipuzkoa, y va extendiéndose. Este año, por ejemplo, se ha sumado Alkiza a esa lista. Por primera vez las fiestas de septiembre arrancaron con la bajada de una figura en forma gallina desde el ayuntamiento.

Y es que muchos de estos elementos tienen que ver con los motes colectivos que aún conservan numerosos pueblos del territorio. Apelativos de origen lejano y desconocido en la gran mayoría de los casos, pero que en especialmente en algunas localidades mantienen con orgullo, tanto como para convertirlos en figura central de sus fiestas.

Es el caso de la gallina de Alkiza (los alkizarras son conocidos como 'oiloak') o del citado 'Txantxiku', apelativo por el que son conocidos los oñatiarras y del que ellos alardean. Aunque no está muy claro que la traducción de 'Txantxiku' sea exactamente la de rana (algunas voces consideran que sería más adecuada la de sapo), es la que se da mayoritariamente por buena y, por ello, no solo han elegido un muñeco en forma de este batracio para arrancar las fiestas; también es la figura que aparece, por ejemplo, en el escudo del club de fútbol Aloña Mendi.

Aún a riesgo de dejarnos alguna en el tintero, repasamos algunas localidades que han seguido el mismo camino. En Amezketa, por ejemplo, una enorme mosca desciende hasta la plaza (los amezketarras son 'euliak') en el inicio de los Sanbartolomés; mientras que en Zegama ('beleak'), en las mismas fechas, lo hace un cuervo. Baja desde el balcón del ayuntamiento el primer día de fiestas y lo despiden en procesión el último.

En Idiazabal ('azeriak') el arranque festivo lo marca el descenso de un pequeño zorro, que vuelve a subir hasta el ayuntamiento el último día de fiestas de San Blas; en Anoeta el protagonismo se lo lleva un pequeño pájaro, el cuclillo ('kukua'); en Orexa han incorporado para esos menesteres al gallo (animal que aparece en el escudo de la localidad); en Mutiloa ('txerrigorriak') es un cerdo el que llega a la plaza en el inicio de los sanpedros, mientras que en Antzuola la fiestas comienzan con la bajada de un búho del campanario envuelto en bengalas en medio de una traca de cohetes por la noche.

Pero aunque ganen por mayoría, no todos los 'celedones' guipuzcoanos son animales; también hay objetos curiosos. Es el caso de Segura, donde en sanjuanes hacen descender un enorme caldero, en teoría, de sopa, ya que los segurarras son apodados 'zopajaleak' (comesopas). Y en Alegia, lo que sube hasta el balcón del ayuntamiento en las fiestas del Carmen es un enorme cencerro ('txintxarri'), que el último día se quema.

E incluso hay adaptaciones de motes, como el caso de Legorreta. A los vecinos de esa localidad goierritarra se les identifica con un fruto, en concreto con el higo, pero no es ese el elemento elegido para abrir las fiestas de la Ascensión, sino que ellos han optado por transformarlo en 'gizonpiku', un muñeco con cuerpo de hombre y cabeza de higo, que no sobrevive a las fiestas ya que al llegar al final es quemado para recocijo de los vecinos.

En la vecina Itsasondo, donde los vecinos son conocidos como 'ijitoak' (gitanos) las fiestas de septiembre comienzan con la bajada del 'ijito' del ayuntamiento y se cierran dos días después con el regreso del personaje al mismo lugar.

Y en Irura, dejando de lado motes y apelativos, es un pequeño dragón el elegido para anunciar las fiestas de San Miguel, haciendo sin duda referencia a la leyenda que cuenta cómo el santo bajó del cielo para enfrentarse a un dragón y matarlo en la sierra de Aralar.

Pero hay más localidades que haciendo caso omiso a ese apodo, han optado por centrarse en otros personajes. Es el caso de Beasain. Y no porque no hagan gala de su apelativo de limaco ('barea'), ya que lo tienen siempre muy presente; Bareak se llama la asociación de comerciantes, por ejemplo, y el limaco de oro es una distinción que concede la sociedad Beti Bizi para premiar el trabajo desinteresado en favor del pueblo. Los beasaindarras han decidido que sea Mari la gran protagonista del inicio de las fiestas, la que baja desde su cueva en Murumendi hasta una abarrotada plaza de San Martín, por la noche, al son de la txalaparta y las estremecedores voces de la coral Loinaz. Mari va descendiendo poco a poco hasta una hoguera encendida por los jóvenes de la localidad, donde es quemada ante todos, para después 'reaparecer' ya de carne y hueso en la balconada de la casa consistorial y dar inicio con su pregón a los Loinaces.

Pero como Mari, son numerosísimos los personajes cuya aparición anuncia la llegada de tiempos para la juerga y el desenfreno. Por poner solo unos pocos ejemplos: en Bergara, la gran protagonista es Bitorianatxo que el próximo 2021 cumplirá nada menos que 40 años como pregonera; en Ibarra los son Bartola y Bartolo; en Urnieta es la simpática Miela quien baja desde la torre de la iglesia hasta el ayuntamiento en el arranque de las fiestas, convirtiéndose en un personaje muy querido; en Ezkio son Mieltxo y Mieltxa los que anuncian las fiestas; Marixi lo hace en Itziar, Pello Joxepe en Larraul, Katasorgin en Mendaro, Moliñomari en Antxo... Una larga lista que va en aumento.