Bruselas, la ciudad siempre en obras
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Los trabajos de construcción se eternizan en la capital belga y dificultan el a enclaves críticos como las instituciones europeas y las estaciones de trenEl mito popular de que una ardilla podría cruzar España entera saltando de árbol en árbol en Bruselas podría trasladarse a que un jubilado podría ... atravesar toda la ciudad pasando de obra en obra. Y esta afirmación no es ninguna exageración, ya que la cantidad y envergadura de los trabajos de construcción en la capital belga darían para organizar un tour guiado. La ciudad lleva meses patas arriba y las vallas de obra -azules y amarillas- se ven en cada esquina: rodean la rotonda de Schuman, en la que se encuentran la Comisión y el Consejo Europeo, dificultan el a varias estaciones de tren de la ciudad y ocultan auténticas joyas arquitectónicas, como el Palacio de Justicia, cuya fachada sólo se intuye tras unos andamios que llevan puestos desde hace 40 años.
Uno de los principales puntos negros de la ciudad se encuentra en el corazón del barrio europeo. La rotonda de Schuman -de paso obligado para entrar en las instituciones europeas- lleva en obras desde noviembre de 2023 y atravesarla se ha convertido en una auténtica gincana. Los días de lluvia, muy habituales en Bruselas, dejan curiosas estampas, con funcionarios trajeados serpenteando entre zanjas y saltando charcos. Los trabajos de remodelación de Schuman -que cuentan con un presupuesto de 25 millones de euros- también han afectado a varias líneas de autobuses, con desvíos que cambian casi a diario, y no se espera que el proyecto acabe hasta el verano de 2026.
Los bruselenses también se han acostumbrado a convivir con el gran agujero abierto en las inmediaciones de la Estación Central,y que se conoce popularmente como 'el boquete de Central'. Los cambios cirulatorios son importantes y los peatones optan por atravesar la zona a través del paso subterráneo del metro, mucho más rápido que el desaguisado que hay en la superficie, con numerosos obstáculos y pasos de cebra imposibles.
Estos trabajos, relacionados con el proyecto de ampliación de la Estación Central, comenzaron en marzo de 2022 y no se espera que concluyan antes de otoño de 2027. En paralelo, los obreros se afanan en superar los numerosos desafíos técnicos que está enfrentando la construcción de la futura línea 3 del metro de Bruselas, unas obras que comenzaron en 2020 y que, tras varios retrasos, no acabarán, al menos, hasta 2030.
Este es, sin duda, el proyecto con mayor presupuesto de la ciudad, que pasó de los 1.600 millones estipulados en un principio hasta los 4.500 millones que costará terminarlo. El tramo que genera más conflictos es el túnel de 120 metros que atraviesa el Palais du Midi, un emblemático edificio histórico del siglo XIX, que ha sido parcialmente desmantelado para que los trabajos puedan continuar.
Las obras en la capital belga también se han convertido en la pesadilla de los turistas, que apenas pueden lograr una foto decente del Palacio de Bruselas, también rodeado de zanjas y vallas, o del Palacio de Justicia, cuya fachada lleva tapada por los andamios desde 1984. El Gobierno anunció en 2021 un plan de restauración que costará 187 millones de euros y no estará listo antes de 2040.
Los constantes trabajos de construcción -en estos y otros enclaves de la ciudad- afectan a la vida diaria de los habitantes de Bruselas, con ruido, cortes de tráfico... Y hay quienes no dudan en celebrar el fin de una obra, como es el caso de dos vecinas de la Rue du Viaduc, que una tarde sacaron varias sillas y una mesa a la calle y se tomaron un vino al sol para celebrar la «liberación» de su calle.
La nota positiva está en que, de tanto remover el terreno, los operarios han dado con auténticos descubrimientos arqueológicos. Durante las excavaciones de la línea 3 del metro se encontraron restos de animales prehistóricos entre los que destacan huesos de mamut, de ciervos gigantes y de caballos, de hace entre 12.000 y 120.000 años. También se encontraron vestigios de la muralla medieval que rodeaba Bruselas en el siglo XIV, incluyendo setenta torres fortificadas.
Los trabajos en las inmediaciones del Palacio Real dejaron recientemente al descubierto treinta esqueletos medievales, que, según bromeaban algunos internautas, corresponderían a «los obreros originales de cuando comenzaron los trabajos de construcción». Y es que la ironía y el humor se han convertido en el mecanismo de defensa de los bruselenses, acostumbrados ya a vivir entre grúas, excavadoras y vallas.
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