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Dice Juan Mari Arzak que ha sentido, «como todos», la muerte de Isabel II. Y la noticia le ha servido para evocar «uno de esos ... grandes momentos que te da esta profesión: el día que le servimos un menú oficial en el Palacio de la Moncloa». El cocinero donostiarra recuerda a la reina «como una persona mucho más cálida de lo que se ha solido comentar», y recupera algunas anécdotas, como los elogios de la monarca a la merluza preparada por el chef y su equipo. «Me dijo que no había comido una merluza así de buena en su vida, y se interesó especialmente por las kokotxas que completaban el plato».
Era el 18 de octubre de 1988. «En ese tiempo el presidente Felipe González echaba mano de los cocineros del país para los banquetes oficiales, como un empujón a la gastronomía española. Fui allí con los grandes nombres de mi equipo, Felix Altolaguirre, Felix Garrido y Fernando Bárcena, además de mi amigo y también cocinero Javier Sobrón».
González y su entonces esposa, Carmen Romero, fueron los anfitriones de la reina de Inglaterra y su marido, Felipe de Edimburgo. En el menú que se conserva en los archivos del restaurante se lee lo que se sirvió: «talo de txangurro al vino de uvas dulces, lomo de merluza de Fuenterrabía con almejas en salsa verde (aunque para la reina fueron kokotxas), chalota de paloma torcaz y berenjenas al estilo Arzak, y helado de castañas con chocolate y pastas de canela». Para beber, según el documento, txakoli Txomin Etxaniz, rosado Gran Feudo del 87 y tinto Rioja Alta del 70.
Según recuerda Arzak «nos dijeron que la reina no comía ni marisco ni ajo, y por si acaso le pusimos las kokotxas en lugar de las almejas». Cuando terminó la comida Isabel II y su marido quisieron saludar personalmente al chef y sus compañeros. «Estuvo muy amable e interesada, y repetía lo bien que había comido mientras Felipe González sonreía, porque nos conocía bien». Elena Arzak, hija de Juan Mari, subraya que durante un tiempo sirvieron en el restaurante un menú similar a aquella jornada «que llamábamos 'menú reina de Inglaterra' y que tuvo mucha popularidad entre nuestros clientes ingleses». El cocinero aún evoca la repercusión mediática de aquel almuerzo. «Hermida nos llevó a la tele para que contáramos cada detalle», dice.
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