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El relato «completamente falso» de un deportado, Enric Marco, que nunca existió y que durante años fue capaz de mantener, ante la opinión pública y ... su propia familia, la mentira de haber sido prisionero de un campo de concentración nazi, pisó primero Venecia. Y luego San Sebastián. Llegó a la 39ª edición de los Goya con cinco nominaciones, de las cuales la película de los Moriarti solo fue recompensada con dos cabezones: Mejor Actor (Eduard Fernández) y Mejor Maquillaje y Peluquería (Karmele Soler).
«Realmente fue una sorpresa, porque no lo tenía nada claro», respondía la maquilladora donostiarra durante la conversación telefónica mantenida este domingo al mediodía con este periódico, aún en Granada y «todavía emocionada» después de haber recogido su segundo Goya, porque «del primero hace ya trece años. Fue por 'La piel que habito' de Pedro Almodóvar», recordaba.
Soler, que se encontraba descansando tras una larga noche de reencuentros, cine y Goyas que iban y venían –«sin saber lo que iba a pasar hasta el último momento»– reconoció «estar feliz y especialmente emocionada porque recibir este premio supone el broche de oro de un proyecto que ha sido muy especial. Es sin duda un motivo de alegría. Los Moriarti te hacen sentirte integrada y arropada en todo momento», aseguró sobre su segunda experiencia profesional con el tándem de realizadores, porque «no es mi primera vez con ellos. Ya trabajamos juntos en 'Cristóbal Balenciaga'».
La actriz Natalia Verbeke y el peluquero y estilista, también granadino, Antonio Panizza fueron los entregadores del cabezón al equipo de Soler, cuyo trabajó reconoció la Academia por la caracterización que convirtió a Eduard Fernández en Enric Marco. «Era un reto realmente complicado, porque Eduard necesitaba parecido físico con el personaje real. Trabajamos sobre imágenes de archivo, muy pocas en realidad, pero el reto era mayúsculo porque Eduard, que es un magnífico actor, necesitaba caracterizarse para poder trabajar». Así se refirió al gran trabajo de su equipo, destacando la labor de sus colegas de maquillaje y peluquería. «Somos fundamentales, trabajamos en el envoltorio del actor para que este pueda dar lo mejor de sí mismo».
Jon Garaño y Aitor Arregui se fueron con las manos vacías. Mejor Director recayó en otro tándem, el de Isaki Lacuesta y Pol Rodríguez por 'Segundo premio', «eran unos oponentes muy fuertes, pero estamos muy satisfechos con los dos Goyas obtenidos, que en el fondo han premiado la esencia de 'Marco': el personaje y su envoltorio, la caracterización obra de Karmele y su equipo», subrayaba Garaño.
Récord guipuzcoano e histórico también para los Goya es el del donostiarra Alberto Iglesias. Por la música original de 'La habitación de al lado' de Pedro Almodóvar consiguió su duodécimo cabezón, logrando así ser el profesional más premiado de la historia de los premios de la Academia.
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