La Real llama a la puerta de Europa

La Real tenía una bonita oportunidad de acercarse a los puestos europeos tras los resultados de Mallorca y Girona, y lo cierto es que Imanol apostó por el mejor once posible. Los futbolistas salían de carrerilla después del esfuerzo físico de Cuenca, y el equipo entró bien al partido con un Sergio indetectable pero partiendo desde la izquierda. Era la única duda posible: su pie izquierdo o la velocidad de Barrenetxea. Ante un Leganés en 1-4-1-4-1 lo mejor era el pase del catalán.

Tal y como sucedió ante el Betis, la Real se adelantó en el minuto 13. Para que luego digan que es un número que da mala suerte. Cuando se juntan los zurdos realistas el mundo fluye, la vida es siempre es más bonita. Aramburu encontró a Kubo abierto y como siempre le salen dos al paso se metió para dentro buscando el lado débil. El pase hacia Sergio fue perfecto. Y luego el catalán hizo lo que mejor sabe hacer. Quinta asistencia de la temporada. En dos toques puso un envió perfecto, Sucic dejó pasar el cuero, Oyarzabal se llevó la marca y Brais empujó a la red el caramelo de Gómez, indefendible durante toda la primera mitad.

El gol le sentó francamente bien al equipo, pese a que terminó desquiciado por el arbitraje de González Fuertes, el colegiado de menor nivel de la Liga. Una falta de Miguel terminó en amarilla y lesión de Aihen. De no creer. Los de Borja Jiménez tan solo asomaron por el área de Remiro gracias a las acciones a balón parado desde el magistral pie derecho de Óscar y en una jugada aislada Rosier centró con dureza en el único desajuste txuri-urdin. Neyou echó el cuerpo atrás para enviar la pelota por encima del larguero. Los de Imanol metieron una marcha más en busca del segundo, que pudo llegar en un contragolpe iniciado por Remiro. El de Cascante atrapó la bola y jugó en largo con Oyarzabal, que previo control de crack centró para que Sucic enviara el balón dentro a placer. Pero no. Dmitrovic le negó el tanto en una de esas jugadas de las que se recuerdan si vuelan los puntos.

Si el partido se comenzó a torcer con la lesión de Aihen, la dolencia de Zubimendi puso todavía más trabas al choque nada más comenzar la segunda mitad. Un mal gesto del donostiarra hizo que tuviera que marcharse como el de Etxauri. En su lugar entró un Olasagasti que también va a más, incluso como pivote y no de interior. Al igual que en el partido ante el Betis, Imanol no es que diera un paso atrás, pero sí que protegió el resultado sin arriesgar demasiado cuando el balón circulaba por el centro del campo. Eso sí, si Dmitrovic tuvo que intervenir en la primera mitad, en ese primer tramo del segundo acto apenas tocó balón.

El Leganés dio un paso adelante quitando al cuarto centrocampista para dar entrada a Cruz, uno de los hombres más desequilibrantes del conjunto pepinero. Pero en cuanto a calidad este equipo va justito y estará luchando por no descender en el mes de mayo. Eso sí, en una de sus principales armas, como son los centros laterales, metió el miedo en el cuerpo a los 700 realzales que se dejaron la garganta en las gradas.

Un centro de Hernández, que pegó hasta en el carnet de identidad a todo txuri-urdin que se encontró a su paso, hizo brillar a Remiro. El lateral también sabía colocar buenos envíos pese a todos los palos. Uno de ellos fue a parar a la cabeza de Óscar, que con un testarazo preciso pudo anotar el tanto del empate. Pero la Real tiene a uno de los mejores porteros de la Liga. Remiro ahora mismo es el Zamora, acumula porterías a cero y en Butarque no iba a ser menos. Voló para desviar el cuero a córner.

Se suele decir que las desgracias nunca vienen solas. Está por ver cómo afrontará la Real el encuentro del jueves en Europa League ante el Dinamo de Kiev, pero el tercer hombre caído en batalla fue un Sergio Gómez que cuajó un partidazo pero que ante la permisividad de González Fuertes terminó reventado. El problema para Imanol era que ya había gastado dos ventanas de cambios, algo que le hizo mantenerlo un rato en el campo estando lesionado pensando en el plan final. Apostó por dar entrada a Barrenetxea y Becker. Y el donostiarra acudió a la llamada de su jefe.

Brais, otro de los mejores del clan de los zurdos, colocó un córner con mimo, despejado por la defensa pepinera. Neyou echó por los aires su gran partido dejando un rechace suelto para que Barrenetxea, en el primer balón que tocaba para dar descanso a Sergio, enviara el cuero a la red. Abajo. Donde pastan las vacas. Medio cayéndose y con la pierna mala superó a Dmitrovic para poner tierra de por medio justo cuando el partido peor pinta tenía.

A la fiesta se quiso sumar Oyarzabal, que definitivamente ha dejado su mal momento atrás. Los que le criticaron hasta ensañarse con él deberán pedir perdón. Cuando Messi peor estaba le preguntaron a Menotti qué opinaba sobre la agresividad con la que el hincha trataba al '10'. «Normal, no se van a meter con el lateral izquierdo», respondió. Exactamente lo mismo con el capitán de la Real. Pero una cosa es la crítica y otra cosa es lo que ha tenido que sufrir el eibarrés por una parte minúscula de la afición.

Oyarzabal culminó otra gran jugada colectiva. Sucic conectó con Barrene, toque sutil y... el de siempre y como siempre. Primer toque. Zurdazo. Golazo. Fiesta en Butarque para dar continuidad a una más que interesante racha de resultados en Liga. Imanol y los suyos pelean contra todo y contra todos. El día que se cumplían 26 años del asesinato de Aitor Zabaleta, la Real volvió a honrar su memoria.