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De las catacumbas del fútbol inglés emergió el Tottenham para ganar la Europa League en un partido solo apto para durísimos fajadores. En ese fárrago, ... paradójicamente, prevaleció el fino club londinense sobre el industrioso del norte. Solo sostenidos por su escudo, o quizá aplastados por la presión de su propia grandeza, Tottenham y Manchester United no fueron capaces de hilar una jugada a la altura de dos equipos que han alcanzado una final europea, empresa nada sencilla en la que hay que superar toda clase de dificultades y a rivales de todo pelaje.
Un gol salido de la nada puso el trofeo rumbo a Londres. El Manchester United no consideró relevante la incursión en campo contrario de Sarr. El senegalés, tampoco. Su único deseo era quitarse el balón de encima. Se lo dio a Richarlison, muy presionado contra la línea de banda. Apareció el uruguayo Betancur para echar una mano y el balón volvió a Sarr, que, decidido a no tenerlo ni un segundo más lo puso en el área. Brennan Johnson lo alcanzó, pero golpeó fatal y el cuero rebotó en Luke Shaw, que lo mandó hacia su propia portería. El árbitro consideró que Johnson volvió a tocarlo, le adjudicó el tanto y, así, colocó su nombre en la historia del club.
Tottenham
Vicario, Porro, Romero, Van de Ven, Udogie (Spence, min. 90), Sarr (Gray, min. 90), Bissouma, Bentancur, Johnson (Danso, min. 79), Solanke y Richarlison (Son, min. 67).
1
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Manchester United
Onana, Yoro, Maguire, Shaw, Mazraoui (Dalot, min. 85), Casemiro, Dorgu (Mainoo, min. 90), Diallo, Bruno Fernandes, Mount (Garnacho, min. 71) y Hojlund (Zirkzee, min. 71)
Gol 1-0, m.41: Brennan Johnson.
Árbitro Felix Zwayer (Alemania). Amarilla a Diallo, Van de Ven, Richarlison, Bissouma, Zirkzee, Maguire y Evans.
Incidencias Lleno en San Mamés
Desdeñado durante toda la competición por su fútbol paupérrimo, el Manchester United llegaba a la final tras haberse llevado por delante de forma consecutiva a la Real, al Olympique de Lyon y al Athletic. Algo hay que hacer bien para conseguirlo, parecía decir su trayectoria, pero anoche el coloso de Old Trafford dio la razón a sus críticos y a la clasificación de la Premier League, donde marcha 16º.
Claro que el Tottenham es 17º...
Los aficionados de la Real contemplaban el partido pensando en qué podría haber sucedido si monsieur Bastien no llega a aparece aquella noche en Mánchester... Hace solo tres meses, el 20 de febrero, parece mentira, el realismo esperaba jubiloso el sorteo de los octavos de final, con solo dos rivales posibles: Manchester United o Tottenham, los equipos de George Best y Danny Blanchflower. El campeón y el subcampeón de la competición.
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El Totthenham, un club con una relación muy clara con el estilo pero conflictiva con la victoria, capaz de hacerse un campo de más de mil millones de euros pero que no gana la Liga desde 1961, levantó al cielo de Bilbao su cuarto título continental, tras las Copas de la UEFA de 1972 y 1984 y la Recopa de 1963.
El partido se perdía, hasta que el Manchester United se decidió, por fin, a intentar jugar a fútbol pasado el minuto 70, con dos ocasiones de Bruno Fernandes y Garnacho. El Tottenham no se planteó responder jugando, sino que se pertrechó para aguantar lo que hiciera falta. El equipo de Amorim, que con la derrota se queda fuera de Europa la próxima temporada, encerró al Tottenham en su área, pero Bruno Fernandes, su jugador más dotado, no encontró la manera de abrir el entramado defensivo rival, al que permitió un repliegue relativamente sencillo.
Al United le faltó inteligencia y saber para encontrar huecos. Cualquier equipo sabe cerrarse, lo difícil es dar con la solución, generar aciertos. Estuvo lejos de conseguirlo, pero no tanto de empatar. Por la única vía a su alcance: a la tremenda. En el minuto 96 Luke Shaw obligó a un paradón a Vicario para sacar su cabezazo en la línea de gol. Esta vez tampoco vino el árbitro al rescate, en un barullo en que Maguire pidió penalti al final.
El palmarés de la Europa League 2025 es de campanillas, por el nombre del campeón y del subcampeón. Su nivel de juego puede llevar a engaño. No son dos monumentos en ruinas, son dos gigantes. Para el Tottenham, el título y el billete para Europa facilitarán el trabajo. Al Manchester United le toca volver a empezar, como a la Real. Quedarse en casa los jueves puede ayudar a pensar.
Danny Blanchflower, figura máxima del Tottenham e icono intocable, dejó una frase para la historia: «La gran mentira es que el fútbol solo consiste en ganar. No es cierto. Lo que cuenta es la gloria, hacer las cosas con estilo y emoción, salir al campo para imponerse al rival, no para matarle de aburrimiento». Pero anoche en Bilbao el Tottenham descubrió el sabor seco de la victoria, sin aditivos. Y a Blanchflower, allá donde esté, le parecería bien.
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