El Gipuzkoa Basket firma al pívot Pape Bocar Sall, de 2,11 de altura

El interés por el interior africano responde a dos premisas muy claras: muchos de los pívots que gustaban al cuerpo técnico para ser ese hombre intimidador y referente tienen un altísimo coste, casi inasumible, en el mercado. Por otro lado, se pretendía hacer pareja con Javier Nicolau, un hombre grande que cambie tiros y que sea una pieza importante dentro de la zona. El club guipuzcoano suele realizar unos estudios pormenorizados de las características de los jugadores que desea fichar y en esa búsqueda, dentro de los parámetros económicos que maneja el Gipuzkoa Basket, la ecuación ha dado como resultado que Pape Bocar sall es era mejor posicionado para ser el «cinco» del GBC.

Ahora bien, en el club saben que el salto que va a tener que dar es grande. Por ejemplo se va a tener que enfrentar a jugadores como Dejan Kravic (Estudiantes), Oliver Stevic (Obradoiro) o Víctor Arteaga (Menorca), todos ellos con grandísimas carreras en la ACB o contra Krutwig (Palencia), Thiam (Tizona) o Fisher (Burgos), que fueron varios de los interiores más destacados de la Primera FEB el año pasado. El Gipuzkoa Basket asume ese riesgo y espera que Bocar Sall siga con la evolución que viene dando en los últimos años. Son conscientes de que tiene características diferentes a las de Nicolau y que es ese perfil que desde hace años no había: un auténtico stopper en la zona y un revienta aros en ataque.

Los 2,11 de estatura y sus interminables brazos le hacen llegar a puntear y taponar un montón de balones. Esta pasada temporada en las filas del Mataró ha promediado 1,3 «gorros» por encuentro, siendo el cuarto mejor taponador de la liga. A esos números se le añaden 13,8 puntos y 8,8 rebotes por encuentro en los más de 27 minutos que pasaba en pista. Bocar Sall, para su estatura, se mueve bien por su lado natural y por el zurdo y acostumbra a terminar las jugadas con lanzamientos cercanos, muchos de ellos en gancho. Si hay espacios puede terminar a partir del bote.