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Los estudios son demoledores. Euskadi necesita ampliar su parque de viviendas en 63.400 nuevos pisos para atender las necesidades de alojamiento de 70.000 ... personas, contando únicamente al colectivo de entre 18 y 44 años. Solo en Gipuzkoa son necesarias 30.000 viviendas más. El aumento constante de población (salvo el paréntesis de la pandemia), y la creciente cifra de personas que viven solas hace que la disponibilidad de alojamientos sea muy inferior a la demanda.
Frente a esta realidad, el ritmo de construcción es insuficiente. En Gipuzkoa, por ejemplo, se edifican apenas 1.800 pisos nuevos al año. En este territorio la población ha aumentado en 20.000 personas en la última década, y el mejor ejemplo de que cada vez hay más unidades convivenciales formadas por un solo miembro es que la cantidad de personas que viven solas ha aumentado casi en la misma medida, con 16.500 casos. Donde hace 50 años vivían 6 personas, hace 20 lo hacían cuatro y ahora lo hacen una o dos.
El problema no es nuevo, pero sí cada vez más acuciante. Esa desproporción entre la oferta y la demanda impulsa los precios al alza, tanto los de compra como, sobre todo, los del alquiler.
La construcción de más vivienda pública ayuda, pero dista mucho de ser la solución. Euskadi tiene previsto crear 7.000 nuevas viviendas protegidas esta legislatura (hasta 2028), prometieron en julio el lehendakari, Imanol Pradales (PNV), y el consejero de Vivienda, Denis Itxaso (PSE). 7.000 en cuatro años frente a las 63.400 necesarias.
En este contexto, el titular de Vivienda ha reiterado en varias ocasiones desde que accedió al cargo que su apuesta va a ser «construir y habilitar cuantos más pisos mejor», porque «faltan pisos en Euskadi».
63.400
se estima que necesita Euskadi para cubrir la demanda. En Gipuzkoa, 30.000
157
se han generado en Donostia desde 2021 por segregaciones y cambios de uso
Si con el actual ritmo de construcción no es suficiente, ¿se puede hacer algo más? Itxaso lo resumió en una entrevista en julio en este periódico y en una comparecencia en el Parlamento Vasco la semana pasada, en la que explicó las líneas maestras que va a seguir su departamento en los próximos cuatro años. Recuperar la construcción de edificios altos para que sobre un mismo solar entre más cantidad de familias, apoyar la reconversión de plantas bajas (locales comerciales, garajes...) en viviendas, facilitar la segregación de pisos grandes en dos o tres más pequeños para ampliar el número de viviendas respondiendo además a las nuevas necesidades de unidades convivenciales con menos . Citó incluso fomentar el traslado de negocios que habitualmente se localizan en pisos (abogados, notarios, fisioterapeutas...) a locales a pie de calle para liberar esos inmuebles y poder dedicarlos a una función habitacional.
El consejero pretende llevar estas y otras medidas al Foro Social de la Vivienda para analizar su eventual impacto y estudiar qué medidas pueden implementarse para favorecerlas. Desde cambios legales y en las normativas urbanísticas a incentivos o ayudas económicas. Todo está abierto.
Transformaciones de este tipo llevan años produciéndose, si bien es cierto que no son pocas las ocasiones en que los propietarios se topan con trabas istrativas para llevar adelante estas reconversiones.
Así, por ejemplo, en San Sebastián el Ayuntamiento ha concedido 112 licencias para cambios de uso de un inmueble o segregaciones desde 2021 hasta mayo de este año. De esa cifra, 64 han sido para segregaciones, 44 para cambios de uso de local u oficina a vivienda, y en cuatro casos el permiso ha sido para ambas operaciones. Fuentes municipales explican que «son más de las que se venían otorgando anteriormente» porque «precisamente se hace para facilitar la salida al mercado de nuevas viviendas».
Esas 112 licencias han dado como resultado 157 nuevos pisos, de los que 74 se han originado por un cambio de uso, otros 74 por segregación, y 9 por la combinación de ambas.
Además, el Consistorio donostiarra trabaja en la posibilidad de que se puedan calificar como protegidas las nuevas viviendas que se generen en la ciudad sobre inmuebles ya construidos, si bien es un asunto «complejo». Según los cálculos del gobierno que dirige Eneko Goia (PNV), en caso de que se pudiera llegar a aplicar esta herramienta podrían generarse en la capital de Gipuzkoa 4.400 nuevas VPO procedentes de levantes, segregaciones, rehabilitaciones integrales de edificios antiguos, y conversiones de locales.
Un ejemplo de esta última alternativa es Eibar, donde son numerosas las viviendas surgidas a pie de calle como consecuencia de la transformación de locales comerciales e industriales. En la villa armera la normativa municipal facilita la reconversión de aquellos locales que demuestren llevar dos años sin uso.
Cada municipio tiene su especificidad. En Errenteria, por ejemplo, la ordenanza de 2001 que permite el cambio de uso de local comercial a vivienda ha permitido generar 620 nuevos pisos habitables. El Ayuntamiento trabaja además, entre otras medidas, en la revisión de la normativa para permitir la división de caseríos en varias viviendas, un nicho con muchas posibilidades en Gipuzkoa.
Mientras las istraciones tratan de adaptarse, van surgiendo iniciativas particulares que buscan soluciones imaginativas. Desde grupos de personas y/o familias que se agrupan para adquirir inmuebles en copropiedad para ahorrar costes a iniciativas empresariales que ponen en o a individuos que, en esa misma línea, no pueden hacer frente por sí mismos al esfuerzo que supone adquirir una vivienda y buscan otras personas en su misma situación y con necesidades e inquitudes similares con las que asociarse para poder comprar un piso.
El llamado 'cohousing', covivienda o vivienda colaborativa es un fenómeno pujante en Europa que consiste en que personas con intereses y necesidades similares se unen para compartir un piso, edificio o urbanización, formando una comunidad afín agrupada en un entorno de viviendas privadas con generosos servicios comunes.
Uno de los colectivos que más recurren a este tipo de proyectos son las personas jubiladas. Cada vez son más las que rechazan acabar sus últimos años en una residencia pero que, al mismo tiempo, tampoco quieren vivir solas en su casa de toda la vida en un entorno en el que no comparten gustos, aficiones ni necesidades con sus vecinos. Todo lo contrario, aspiran a convivir con gente equiparable en un lugar en el que mantener un estilo de vida activo, conservar íntegramente su independencia y autonomía, al tiempo que se aseguran tener bien cubiertas sus necesidades particulares, como pueden ser los cuidados.
Para dar a conocer los diversos modelos de colaboración que existen, debatir las políticas públicas desarrolladas en este campo, analizar sus condicionantes (legales, fiscales, sociales...) y promover este estilo de vida, los días 29 y 30 de noviembre se celebrará en el Auditorio de la UPV-EHU de San Sebastián el 'Foro estatal de vivienda cooperativa senior'. Organizado por la Red de Economía Alternativa y Solidaria (REAS) en él representantes institucionales, investigadores y expertos abordarán la cuestión, junto a grupos de personas interesadas en este modelo, como Elkarbidean, que reúne a 26 personas de más de 50 años en Gipuzkoa.
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