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Los menores de personas que viven privadas de libertad son un colectivo especialmente vulnerable. Conscientes de ello, y tras asumir la competencia en materia de ... prisiones en 2021, el Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno Vasco impulsó un programa enfocado a la atención de los hijos de presos que cumplen condena en Euskadi. En la actualidad hay 11 menores participan en el mismo, y hay otros cuatro en lista de espera para acceder.
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El objetivo es ofrecer ayuda psicoterapéutica y socioeducativa a menores de 3 a 18 años que viven o han vivido en contextos familiares donde alguno, si no ambos, de sus progenitores están en prisión. 'Kuttunak' es «pionero» en ofrecer este servicio, destacan desde Justicia.
«Disminuir los aspectos problemáticos que han surgido como consecuencia de la situación; subsanar las carencias y lagunas que producen esos aspectos traumáticos, y fomentar los recursos personales y sociales necesarios para el desarrollo que le ayuden a afrontar la situación». Esos son los objetivos de este programa, en el que el año pasado participaron 18 menores. Se derivaron 32 expedientes al programa, de los que finalmente se pudo trabajar con 8, que incluían la asistencia de 18 menores: 10 chicas y 8 chicos, con edades comprendidas entre los 11 y 14 años (50%), 7 y 10 años (27,7%), 3 y 6 años (11,11%) y 15 y 18 años (11,11%). La persona privada de libertad era en un 55,55% la figura paterna y en un 44,44% la figura materna.
Con los chavales trabajan un educador, que ejerce como responsable del servicio, y una psicoterapeuta, que dividen el abordaje en tres fases: observación, interacción y finalización. Por un lado se aborda la relación del menor antes del ingreso en prisión del progenitor y también durante su periodo de encarcelamiento. «En ocasiones, es beneficioso que conozca el paradero real de su padre o madre, y para ello, es importante cuidar factores como qué, quién y cómo hay que comunicarlo», señalan desde Justicia.
El trabajo con los menores tiene una duración de varios meses pero no puede superar el año, si bien «en ocasiones se mantiene el o posterior para que la despedida del programa se realice de manera progresiva», explican. El programa está pensado para atender a 10 personas, pero se ha ampliado a más cuando son menores de la misma familia. Desde la Asociación Educativa Berriztu, que gestiona el programa que cuenta con una subvención de 210.000 euros, valoran positivamente sus resultados, y destacan que entre los menores con los que han trabajado ha aumentado la comunicación familiar, incluidas las visitas familiares en el centro penitenciario. También en el ámbito académico se ha notado una evolución evidente, ya que en caso de algunos menores, cuando su colegio se planteaba necesidades especiales se modificó el plan de estudios, ya que «han acabado obteniendo unas calificaciones notables cuando no sobresalientes».
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