Secciones
Servicios
Destacamos
Después del caos que se apoderó de la cumbre Ucrania-Rusia este jueves en Estambul, que obligó a ponerla en suspenso tras la negativa de ... Vladímir Putin a presentarse y el rechazo de Volodímir Zelenski a tratar con una delegación de «sustitutos», veinticuatro horas más tarde se sabrá si a la segunda va la vencida. Turquía ha anunciado que la aplazada reunión entre las dos delegaciones se retormará este viernes en el Palacio Dolmabahche y que aparentemente existe un riesgo muy bajo de una nueva espantada. Por lo menos, en esta ocasión existe un protocolo y una agenda definida, aunque todavía quedan detalles de los que se están encargando los mediadores turcos.
La cumbre dará cabida a «distintos formatos». El plan inicial contempla que a las 10.45 horas (9.45 en España) se celebre una reunión entre los anfitriones, la delegación ucraniana y la estaounidense. El secretario de Estado Marco Rubio ha aterrizado esta misma mañana en Estambul y posiblemente encabezará el equipo con los dos enviados especiales de la Casa Blanca, Steve Witkoff y Keith Kellogg. A las 12.30 horas, (11.30 en España) está previsto el cara a cara entre ucranianos y rusos, en presencia de los mediadores locales.
La previsión es que se produzcan conversaciones directas entre Rusia y Ucrania en un formato trilateral con Turquía. Los intermediarios no descartan que, si se registra algún progreso, como la posibilidad de fijar un alto el fuego, Estados Unidos se sume más tarde a una reunión a cuatro bandas. Sin embargo, Marco Rubio se mostró escasamente esperanzado anoche de que salga algún «avance» de este encuentro.
La cita llega lastrada por la desgana y las bajas expectativas. Los enfrentamientos dialécticos y las actitudes controvertidas del jueves inducen a pensar que las conversaciones serán una nueva demostración de posturas inamovibles y reproches. No obstante, el jefe de la delegación ucraniana, Vladímir Medinsky, ha declarado esta mañana que «estamos listos para trabajar» y añadió que la pasada noche mantuvieron unas conversaciones «productivas» con el ministro de Asuntos Exteriores turco, Hakan Fidan. Por el lado ucraniano, el equipo lo lidera el ministro de Defensa, Rustem Umerov, que ha llegado a Estambul con una propuesta de alto el fuego como objetivo prioritario.
La declaración del presidente de EE UU de que únicamente una reunión entre él y su homólogo ruso puede desbloquear la situación ha incomodado a los aliados europeos, que no han visto en sus palabras señal alguna de reproche a Putin, tal y como esperaban. Incluso algunos expertos consideran que Trump ha colocado en un segundo plano a Zelenski, y por ende al Viejo Continente, en la resolución del conflicto.
La coalición de países que presiona a Rusia, encabezada por Francia, Alemania y el Reino Unido, alberga en cualquier caso la ilusión de que el inquilino de la Casa Blanca muestre alguna tensión con el jefe del Kremlin en las próximas horas. El primer ministro británico, Keir Starmer, ha señalado esta mañana que «se debe acordar un alto el fuego total e incondicional y, si Rusia no está dispuesta a sentarse a la mesa de negociaciones, Putin debe pagar el precio».
Starmer asiste este viernes junto a otros 46 líderes a la cumbre de la Comunidad Política Europea (E) en Albania. Fundada hace tres años, esta plataforma permite a los gobernantes establecer foros de debate más cómodos y menos rígidos que en las tradicionales asambleas de la Unión Europea y de la OTAN. Starmer adelanta que en esta última edición habrá un consenso para el «aumento de la presión» sobre el Kremlin, mientras ha denunciado como «intolerables» las «tácticas de Putin de vacilar y demorar, mientras continúa matando y provocando derramamiento de sangre en toda Ucrania».
También Francia e Italia consideran que la guerra será el eje central del cónclave europeo. El Palacio del Elíseo ha señalado en un comunicado que esta reunión supone la continuación de la visita que un grupo de líderes europeos hizo a Kiev hace una semana en coincidencia con el Desfile de la Victoria en Moscú para mostrar su exigencia a Rusia de que detenga la invasión. El Gobierno francés no descarta que la E sea el embrión para formular un nuevo paquete «masivo» de sanciones al Kremlin.
Ucrania y Rusia saldaron este jueves con un fiasco su primer intento de reunirse en una misma sala para negociar un final a la guerra. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, salvó en el último instante el inicio de un proceso que tuvo que retrasarse debido a los problemas con las delegaciones que viajaron a Estambul. Vladímir Putin, quien puso el día y el lugar para el inicio de los os, no solo no viajó, sino que envió a una representación de bajo perfil que Volodímir Zelenski calificó de «decorativa».
Toda una humillación para el presidente ucraniano que, en lugar de volar a Estambul, aterrizó en Ankara. En la capital turca, tras una larga reunión en la que Erdogan le pidió que diera una oportunidad al diálogo, accedió a enviar a un equipo negociador, pero también de un nivel inferior al que tenía previsto y él se quedó en tierra. Entre tiranteces, incertidumbres y retrasos llegó la última hora de la tarde sin que ninguno de los dos bandos estuviera preparado y con una agenda, por lo que Moscú suspendió la cita y dejó la puerta abierta a que se celebre este viernes.
El primer paso nunca es sencillo en estas situaciones, pero la presión de Estados Unidos es fuerte sobre ambos bandos y puede lograr al menos que se vean frente a frente para afrontar cuestiones técnicas que faciliten próximos encuentros. No obstante, su secretario de Estado, Marco Rubio, dijo que Washington no alberga «grandes expectativas» de que en esta jornada haya progresos o se acuerde una tregua. él mismo tomará parte en el proceso, junto al jefe negociador de Donald Trump, Steve Witkoff.
Como Putin y Zelenski, el presidente estadounidense también esquivó la cumbre y terminó de rebajar esas expectativas al declarar a la prensa durante su visita a Emiratos Árabes Unidos que en este proceso de paz «no va a pasar nada hasta que Putin y yo nos reunamos». Rubio respaldó su opinión: «No creo que vayamos a lograr un avance hasta que el presidente Trump y el presidente Putin interactúen directamente sobre este tema».
La congelación de una reunión que se veía clave para desatascar el proceso hacia la normalización de la invadida Ucrania también sacudió la escena europea. Los ministros de Alemania, Francia y el Reino Unido arremetieron contra el jefe del Kremlin por su ausencia en Estambul. Los tres países, y en su conjunto la Unión Europea, cuentan con la solidaridad de Estados Unidos e incluso a lo largo de la jornada analizaron la posibilidad de que todos juntos aplicasen nuevas sanciones de gran calado a Rusia.
El senador republicano Lindsey Graham acompañó a la comitiva estadounidense a la cumbre de ministros de Exteriores de la OTAN que se celebraba en Antalya, a algo menos de 700 kilómetros de Estambul, y allí departió con varios jefes de la diplomacia del continente. El ministro francés Jean-Noël Barrot expuso, por ejemplo, que trabaja con Graham para imponer castigos «masivos» como un arancel del 500% al petróleo ruso y a los países que le compren crudo a Moscú.
En general, los europeos confían en el aval de Washington, pero anoche algunos líderes se quedaron sorprendidos de que Trump no dirigiera crítica alguna hacia Putin. Muy al contrario, el líder republicano declaró: «No estoy decepcionado. ¿Por qué debería estarlo? Obviamente, Putin no iba a ir». También desconcertó a los aliados el hecho de que se autoerigiera como el único interlocutor válido ante su homólogo ruso para desbloquear el conflicto.
Ucranianos y rusos vivieron en definitiva una jornada de incertidumbre, insultos y acusaciones. El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, dijo que Zelenski era «patético» por pretender un encuentro directo con Putin y la portavoz, María Zajarova, lo trató de «payaso» por decir que los emisarios del Kremlin a Estambul eran simples «sustitutos».
Desde primera hora del día, decenas de periodistas de todo el mundo esperaban a orillas del Bósforo la llegada de las delegaciones al Palacio Dolmabahche, pero no aparecían y las autoridades turcas anunciaron al mediodía un «retraso» en el inicio de la reunión. Las dudas solo se aclararon cuando el líder ucraniano atendió a la prensa en Ankara y anunció que, «a pesar del bajo nivel de la delegación rusa, por respeto al presidente Trump, a la delegación turca de alto nivel y al presidente Erdogan, y con el deseo de intentar al menos dar los primeros pasos hacia la desescalada y un alto el fuego, he decidido enviar nuestra delegación a Estambul». Previamente, Trump había advertido de que quería «ver avances» entre los dos países.
El equipo ucraniano está liderado por el ministro de Defensa, Rustem Umerov, pero se han caído el jefe del Servicio de Seguridad, Vasyl Maliuk, y el jefe del Estado Mayor, Andrii Hnatov. «En cuanto a la agenda, su principal mandato será un alto el fuego», añadió Zelenski quien lamentó «la falta de seriedad» de su rival y explicó que no tenía sentido su presencia en Estambul debido a la falta de su homólogo ruso.
Putin mantuvo a su gabinete más próximo concentrado mientras aguardaba el desenlace al primer aplazamiento de la cumbre. Luego se reunió con el director de un banco local y firmó incluso la destitución del jefe de las fuerzas militares terrestres de Rusia, el general Oleg Salyukov. De 70 años, el alto mando llegó al cargo en 2014 y ha supervisado operaciones en Siria y Ucrania. Pasará ahora a ser adjunto de Serguéi Shoigú, secretario del Consejo de Seguridad. El traslado podría estar determinado por la necesidad que tiene el jefe del Kremlin de intensificar sus ofensivas por tierra en el frente ucraniano, ahora debilitado por la falta de tropas y armas.
Por parte rusa, Putin ha colocado como cabeza visible a un hombre de confianza del Kremlin, Vladímir Medinski, que estuvo también al frente de las negociaciones de 2022, que se rompieron tras la matanza de civiles ucranianos en Bucha a manos de las tropas rusas. Los enviados de Moscú pasaron la jornada en el consulado situado en plena calle Istiklal, la gran arteria comercial de Estambul. Cuando se conoció la luz verde del presidente ucraniano, Medinski compareció ante los medios y declaró que «el objetivo de las negociaciones directas es alcanzar, tarde o temprano, el establecimiento de una paz duradera eliminando las causas fundamentales del conflicto».
Cada bando tiene distintas prioridades. Kiev exige una tregua inmediata e incondicional como paso previo al proceso de paz, algo a lo que se niega Putin, que prefiere negociar bajo el fuego.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Encuentran a una mujer de 79 años muerta desde hacía varios días en su domicilio
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
No te pierdas...
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.