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En el tejado de zinc

Ni de alpiste había horchata

Begoña del Teso

San Sebastián

Sábado, 24 de mayo 2025, 02:00

Si no fueran ya cenizas, los huesos de mi madre se estremecerían. Catorce años tenía cuando estalló la guerra. Tras el 13 de septiembre del ... 36, cuando «40 requetés navarros rompieron la cadena marxista que oprimía San Sebastián» (sic, se leía en el monolito hoy sustituido por una estatua de Leizaola) huyó a Madrid, ciudad de la Gloria, capital del Dolor (sic, Max Aub). Fue feliz en aquel mundo del revés. Pasó un hambre infame. Con cáscaras se comía los cacahuetes y siempre odiaría al buen político que fue Negrín porque les prometió lentejas. Y se las dio.... con gusanos.

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