En la última reunión de la Asamblea General de la ONU la guerra de Ucrania quedó, en buena medida, opacada por los sucesos de Oriente ... Próximo, razón por la cual Zelenski no tuvo el protagonismo que esperaba. No obstante, durante su viaje a Estados Unidos tuvo la oportunidad de presentar su Plan de Victoria con el objetivo de terminar con la invasión rusa. Allí pudo explicarlo personalmente al presidente Biden y a los candidatos Harris y Trump, si bien éste de entrada se mostró renuente a entrevistarse con el mandatario ucraniano. Pocos días después lo dio a conocer en el Parlamento de su país y a los líderes europeos el pasado 17 de octubre.
Aunque la oferta no la conocemos en profundidad, al disponer de tres anexos que son secretos, lo cierto es que, a grandes rasgos, podemos analizar su contenido. Y lo primero que sobresale es su denominación, en tanto en cuanto no se trata de un proyecto de paz propiamente dicho, sino de un programa de victoria de Ucrania sobre Rusia, lo cual no deja de ser curioso si tenemos en cuenta el curso de los acontecimientos. Por eso, conviene señalar que, en el apartado uno de los cinco de que consta el documento, se pide expresamente el ingreso inmediato de Ucrania en la OTAN. En realidad, éste es el punto clave, debido a que, de entrar en Alianza Atlántica, podría apelar seguidamente al artículo 5 del Tratado, de suerte que el resto de los estados se verían obligados a intervenir contra Rusia. De ahí que hable de un Plan de Victoria, porque, si la OTAN se involucra directamente, Ucrania tendría opciones de ganar la contienda. ¿Pero a qué precio? Posiblemente, a costa de una tercera guerra mundial en la que, caso de recurrir al armamento nuclear, como ha sugerido Rusia, los resultados serían catastróficos. Los dirigentes occidentales lo saben y por eso Biden se muestra muy remiso a esta posibilidad. No obstante, llama la atención la predisposición del actual secretario general de la OTAN a abrir las puertas de la organización a Ucrania, con las terribles consecuencias que esto tendría.
El resto de puntos de su proyecto igualmente suponen una mayor implicación de las potencias occidentales en el conflicto. Por ejemplo, en el segundo se prevé continuar con la ofensiva en la región rusa de Kursk, para lo cual se solicita que las armas de largo alcance proporcionadas por Occidente no tengan un carácter exclusivamente defensivo, sino también ofensivo. Como complemento de lo anterior, Kiev reclama asimismo armas de disuasión estratégica no nuclear con las que defenderse mejor frente a las acometidas del ejército ruso. Por su parte, en el cuarto epígrafe Ucrania solicita fortalecer su potencial económico mediante acuerdos con la UE y los EEUU, con millonarias inversiones en su suelo, a la vez que reclama aumentar las sanciones contra Rusia. Finalmente, una vez concluida la contienda y siendo Ucrania miembro de la OTAN, las autoridades ucranianas se comprometen en la defensa de la Alianza en coordinación con el resto de socios. Con estas medidas, Zelenski piensa que se podría terminar con la incursión a finales de 2025, no renunciando, en cualquier caso, a la integridad territorial de Ucrania.
La verdad es que, con semejante declaración, estamos muy lejos de un plan de paz propiamente dicho. Primero, porque en ningún momento se habla de acordar con Rusia, que es la contraparte de la conflagración. Incluso, en Moscú no han recibido el texto íntegro de la proposición, lo que no deja de ser llamativo. Y, segundo, porque, de llevarse a cabo tal y como está concebido, es posible, como ya se ha dicho, que la guerra de Ucrania se podría convertir en un conflicto total, al suponer un choque directo entre la OTAN y Rusia. Es decir, que para solucionar un problema parece que se está apelando a otro mucho mayor. Algo que, desde mi punto de vista, no es prudente. De ahí que opine que el Plan de Victoria nazca muerto. Desde luego, si gana Trump, es seguro que no querrá comprometer a Estados Unidos en esta embarcada. Si triunfa Harris, supongo que tampoco, si bien los demócratas últimamente son más propensos al belicismo.
No parece, por ende, que las intenciones de Zelenski vayan a tener mucho recorrido y será necesario seguir explorando nuevas posibilidades para conseguir la paz en esa parte de Europa. De momento, lo que acabamos de ver en la reunión de los BRICS+ de Kazán, Rusia, es que Putin no está solo y que a ella han acudido dignatarios de naciones tan importantes como China, India, Brasil, Sudáfrica, Arabia o Turquía, por no hablar de la presencia de António Guterres. En dicho cónclave se ha hecho una oferta de intermediación entre Rusia y Ucrania, sin cuestionar a Putin, habiendo de considerarlo un claro triunfo diplomático del presidente ruso. De suerte que buena parte del Sur Global se aproxima a Rusia y China antes que a Occidente por sus posturas hipócritas y contradictorias, tal como señala Emmanuel Todd en su último libro (La derrota de Occidente, 2024).
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