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R. R. / F. H.
Badajoz
Domingo, 25 de mayo 2025, 00:11
A Miguel Ángel Gallardo Miranda (Villanueva de la Serena, Badajoz, 1974), siempre le ha gustado mandar. Y asumir lo que ello puede comportar. «Yo ... quiero una organización con un líder, porque la responsabilidad no puede ser coral», ha dejado dicho el hoy secretario general del PSOE de Extremadura, todavía presidente de la Diputación pacense que ha anunciado que va a abandonar y dueño ya de la credencial de parlamentario autonómico con la que pretende convertirse en aforado ante el juicio oral que le ha abierto la jueza Beatriz Biedma por el presunto enchufe laboral del hermano de Pedro Sánchez. Un paraguas legal que hace nada aseguró que no utilizaría.
Hijo de jornalero y ama de casa que se precia de saber lo que supone ganarse la vida con el sudor de la frente –él es técnico en Mantenimiento Electrónico y Educación Infantil y diplomado en Educación Social por la UNED–, amigos, enemigos y, en especial, compañeros de partido saben lo implacable que puede ser Gallardo en el ejercicio del poder. Tanto como para que se le conozca como «el niño de la catana», el mote que tanto le molesta y con el que le bautizó Francisco García Ramos, su mentor y predecesor en la Alcaldía de Villanueva de la Serena, a la que el ahora jefe de filas del socialismo extremeño llegó en 2003, trabajando de operario en una fábrica y del brazo de la vieja guardia. García Ramos pertenecía a ella y durante un tiempo fue uña y carne con Gallardo. Hasta que se desataron las hostilidades que en política revientan hasta las relaciones más estrechas y el exalcalde le dedicó el malicioso apodo por «querer matar civilmente a su madre» en la actividad pública, la concejala Mercedes Amado.
Ha llovido mucho desde entonces. Una década larga en la que Gallardo fue encadenando mayorías municipales, accedió a la presidencia de la Diputación de Badajoz y, en marzo de 2024, dio poco menos que la campanada al imponerse en las primarias del partido a Lara Garlito, la candidata oficial de Ferraz. Siete años antes se había creado en la Diputación pacense el puesto de coordinador de conservatorios que acabaría siendo para David Sánchez, el director de orquesta conocido en el mundillo artístico como David Azagra. Por aquellos días, su hermano, el hoy presidente del Gobierno, había recuperado el liderazgo del PSOE tras ser defenestrado por la dirigencia histórica.
El sucesor de dos pesos pesados del socialismo como Juan Carlos Rodríguez Ibarra y Guillermo Fernández Vara y tan poco querido por el sanchismo, enfila hacia el banquillo por la primera de las causas abiertas al entorno personal del presidente que ha llegado tan lejos. Su maniobra para aforarse ante el Tribunal Superior, saltando por encima de cinco correligionarios, ha provocado un cisma interno. Pero cosas de la vida y la política, La Moncloa ha avalado tan controvertido movimiento.
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