¡Sí, sí y 15.000 veces sí! Otra vez a la final

Los minutos de descuento del partido cargan gran parte del significado de este equipo. Las jugadoras se defendieron con alma y cabeza –difícil combinación tras 90 minutos de esfuerzo– ante una de las mayores potencias futbolísticas, se sacudieron el dominio con garra y calidad para asustar con un disparo al larguero de Jensen y terminaron poniendo en pie a un respetable entregado ante semejante derroche.

Claro que para entonces tuvieron que hacer muchas cosas mejor que bien. El marcador de la ida reflejaba igualdad (1-1) y las realistas aceptaron un pulso de tú a tú ante un rival que portaba el cartel de favorito. De inicio, no circuló tanto el balón por la medular para evitar riesgos con las pérdidas pero supo imponerse ganando duelos directos y segundas jugadas para lanzar en carrera a Amaiur y Jensen. Esta vez Franssi tomó una posicion más retrasada para aprovechar su capacidad física en las pugnas y su enorme despliegue en la presión. Detrás de ese triángulo rebanaron infinidad de balones Andreia Jacinto y Nahia Aparicio. Y si el tráfico estaba demasiado denso, desde más atrás acertaron con sus envíos largos las centrales Tejada y Vanegas.

Las txuri-urdin supieron juntarse tras cada acción de ataque para achicar espacios e incomodar el juego del Atlético. El paso adelante de las defensoras cuando las visitantes iniciaban la jugada está solo al alcance de los engranajes más sofisticados y valientes a la vez. El primer disparo a puerta de las rojiblancas llegó en el minuto 32. Rasheedat chutó desde la frontal del área y encimada por Emma. El plan funcionaba.

Cuando el Atlético, herido, iba a por las realistas, era la guardameta Elene Lete la que superaba con un elegante golpeo las líneas de presión hasta las posiciones de Amaiur, Franssi y Jensen, que dieron una lección de jugar de espaldas. Fue precisamente un envío largo de Vanegas hacia un desmarque de ruptura de Amaiur lo que originó el primer gol. La donostiarra llegó veloz hasta línea de fondo, puso un buen centro con su zurda al que no llegó por los pelos Jensen y allí apareció para rescatar el balón, ya en zona aparentemente inofensiva, la incansable Franssi. Controló, encaró y se sacó de la chistera una genialidad: un doble regate, izquierda derecha, para deshacerse en centésimas de segundo de Menayo y Risa y disparar raso y fuerte al fondo de las redes.

Ni la fiesta que explotó en la grada, ni la reacción del Atlético mermaron un nivel de concentración colectiva impecable. Las colchoneras dieron un paso adelante en los últimos quince minutos de la primera parte, pero solo una falta sacada rápidamente sin pedir barrera permitió a Ludmila presentarse ante la portería con peligro. Un buen indicador de la dificultad de penetrar en el sólido bloque txuri-urdin.

No conoce esta Real quien pensara que en la reanudación el equipo saldría a defenderse y especular con el resultado. Un robo de Nahia Superstar para propiciar una contra y el disparo seco de Nerea en un libre indirecto fueron los mensajes lanzados a un Atlético al que por momentos le entraba el miedo en el cuerpo. Se sintió, de hecho, al borde del KO con el segundo gol realista. Saque de portería de Elene, toque sublime de Amaiur de primeras y conducción magistral de Jensen para batir con precisión a Lola Gallardo. Apoteósis en el Reale Arena.

Lástima que cuando aún se celebraba el tanto, llegó el gol visitante. Necesitó una maravilla Leicy Santos, un control orientado al primer toque, para quitarse de encima a Nahia y servir en profundidad a Ludmila, que asistió para que Sheila empujara. Quedaba media hora y las piernas empezaban a pesar. El contexto propicio para que a un equipo cualquiera le entre el canguelo y se le caiga encima todo el castillo. Pero ahí emergió el carácter de esta plantilla. Su alma latió al ritmo de los ánimos de 15.000 agradecidos espectadores. ¡Real, Real, Real...! A remangarse y... ¡Real, Real, Real! Entre todos se logró. Otra final.