Realidad aumentada contra el crimen

Son las corporaciones tecnológicas europeas las que lideran estos proyectos que necesitan socios y consejeros para poner en práctica a pie de calle esos avances en seguridad. Y son esas empresas las que cuentan con la Guardia Municipal de San Sebastián para llevar a cabo investigaciones y desarrollos, como las referidas al proyecto 'Darlene'.

Este es un proyecto de tres años financiado por la Unión Europea que investiga cómo la tecnología de vanguardia de la realidad aumentada y la Inteligencia Artificial pueden utilizarse para ayudar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y a los equipos de primera intervención a tomar decisiones más ágiles, basadas en el procesamiento de multitud de información, ya que en situaciones críticas el tiempo de reacción es esencial. 'Darlene' combina la innovadora tecnología de gafas inteligentes de realidad aumentada y los algoritmos de visión por ordenador con las arquitecturas de red 5G para permitir un procesamiento ágil de los datos en tiempo real por parte de la policía.

Josu García, suboficial de la Guardia Municipal de Donostia, y Aritz Irigoyen, coordinador informático de la policía local donostiarra, fueron los dos agentes que se trasladaron recientemente a la ciudad de Vilnius (Lituania) para comprobar in situ cuál es el nivel de desarrollo de estas gafas. Además de centros tecnológicos de Grecia, España, Francia, Gran Bretaña, Chipre, Italia y Alemania, fueron los únicos policías de Europa que acudieron al evento junto a una representación de la Policía Local de Valencia, policía nacional de Lituania y metropolitana de Londres.

Tras las reuniones previas realizadas a través de videollamadas, al fin pudieron ver en directo el primer prototipo de las gafas de realidad aumentada. «Lo que nos presentaron es el inicio de lo puede llegar a ser esa gafa inteligente. Aún es muy tosca, es como un casco de obra con unas gafas y con un ordenador incrustado, operativo no es para salir a la calle aún. Es el germen de algo que se utilizará a medio plazo, porque a corto plazo no va a ser», cuenta Irigoyen, que tuvo la ocasión de probar esta futura herramienta. «Hay un gran trabajo realizado. La gafa ya te indica quién es el bueno y quién es el malo por ciertos parámetros, detecta una maleta sospechosa y también a ciudadanos con armas».

Como consejeros de este proyecto, «hemos ido aportando elementos que creemos deberían tener esas gafas. Por ejemplo, reconocimiento facial y de matrículas y mapas de geoposición para localizar a compañeros», añade García. El objetivo es que a medio y largo plazo esa herramienta pueda distinguir en situaciones de emergencia a través de las gafas «campos de visión concretos, detectar a una persona peligrosa por sus movimientos erráticos, distinguir armas y situaciones de nerviosismo y revelar elementos y situaciones que pueden ser peligrosas», dicen.

Otro aspecto del que se trató en la convención es el aspecto ético de utilizar este tipo de herramientas y cómo estas pueden afectar a los ciudadanos. En este tipo de proyectos «es muy importante debatir sobre la ética del uso de ciertas tecnologías que pueden violar la intimidad de las personas».

Sobre la importancia de participar en este tipo de proyectos europeos, señala Irigoyen que «si la tecnología y el proyecto funcionan y cuajan para ser utilizados en situaciones reales, los que ya participamos en su desarrollo e innovación nos la quedamos. No monetizas en dinero pero sí en tecnología».