El Guuk Gipuzkoa más colectivo frena a los lobos

Sería una pena que estos derbis guipuzcoanos se perdieran, porque da gusto vivir el ambiente en los enfrentamientos que, sobre todo, se han jugado en el polideportivo de Azpeitia. Gradas llenas, niños y niñas en los asientos a pie de pista y este domingo la fiesta y el jolgorio la pusieron una numerosa cuadrilla de Hasparren, localidad hermanada con Azpeitia, que aprovechó para irse de sidrería y animar el partido.

En ese tono festivo, el Guuk Gipuzkoa Basket se sumó a la marcha con una primera parte de mucho nivel. El balón bailó con rapidez y pasaba por las manos de los cinco jugadores en pista sin permanecer mucho tiempo en ellas y entró en muchas ocasiones por el aro, las suficientes para llegar a los 51 puntos al descanso. Pero el juego de los donostiarras brillaba, sobre todo, por lo que pasaba con los jugadores que no tenían el esférico. Los movimientos sin balón fueron constantes para encontrar canastas fáciles, debajo de canasta, y también al lanzador liberado.

La defensa del Juaristi sobre Jaworski empezó siendo efectiva. Se notaba que Odriozola había insistido mucho en no abrir la jaula al tiburón y estaba continuamente vigilado, pero un descuido con personajes tan feroces se paga caro, y el escolta, que ya es máximo anotador de la LEB Oro, divisó el centímetro de más que le dejaron en defensa para ejecutar tres triples en menos de sesenta segundos. El 11-15, el 11-18 y el 14-21.

Las diferencias comenzaron a ser más grandes, pero ante ese primer empujón, Aizpitarte y Ansorregi no se arrugaron y tomaron responsabilidades ante la ausencia de Hoover, lesionado de la rodilla, aunque se espera que pueda estar este viernes en Castellón. El base azpeitiarra inició su tarde con un precioso aro pasado para cerrar el primer cuarto (18-23) y después metió dos triples para encender a la grada. Ansorregi se sumó a su amigo con siete puntos, pero otro azkoitiarra, uno que no vestía su misma camiseta, estaba rompiendo la defensa en dos para que ese acelerón urolatarra se quedara en nada. Oroz, como suele ser habitual en él, leyó a la perfección el bloqueo directo y rompió a Njie varias veces para conseguir canastas fáciles y poner la diferencia en catorce al descanso.

Lo de la segunda parte sí que se pareció más a lo que Mikel Odriozola buscaba. El Guuk Gipuzkoa se encontraba más incómodo sobre la pista, y aunque tuvo varias oportunidades de dejar prácticamente cerrado el encuentro con varios tiros liberados que Carlson falló, la desventaja fue poco a poco menguando gracias a la mayor intensidad y deseo mostrado por el Juaristi.

Si los azpeiti-azkoitiarras querían ganar el partido tenía que ser a la épica, y así fue con las continuaciones abiertas de Van Eyck en el bloqueo y las cabalgadas de Guridi en contraataque que, sin terminar en canasta, dieron otra chispa al equipo.

Las diferencias de dobles dígitos desaparecieron para ser de tan solo un número. 54-63, 57-65, 59-65 y el 63-68 de Van Eyck para cerrar el tercer cuarto y dejar todo abierto para el último.

El Guuk Gipuzkoa Basket reaccionó y recuperó la ventaja de diez con una gran canasta de Motos, un triple de Ander Martínez y dos puntos de Nurger, pero el empuje de Sy y Njie acercaron más que nunca al Juaristi: 71-75 a falta de cinco minutos y quince segundos. Tiempo muerto de Lolo Encinas para que el bullicio se calmara un poco, y vuelta al trabajo.

Que el Guuk Gipuzkoa Basket es un equipo sólido y con mayor poso que el año pasado se ve en momentos como ese de ayer. No se puso nervioso, todo lo contrario. No tuvo miedo de gustarse y en tres acciones magistrales resolvió una papeleta: mate de Delas tras continuar un bloqueo hecho a Oroz, quien le asistió con un pase por la espalda, triple lejano de Ander Martínez y otra canasta del pívot croata, esta vez a pase de Sollazo. 73-82 y partido resuelto con el sello final de Jaworski, que firmó los últimos siete puntos para regresar al Aquarium con un lobo para cenar.