
Ver fotos
Secciones
Servicios
Destacamos
Ver fotos
El titular alude a la mítica frase del canario de dibujos animados 'Piolín' al sentir el acecho del hambriento gato callejero 'Silvestre'. Solía ser el preludio de una somanta de porrazos en defensa propia, que terminaban con el pobre felino hecho trizas. Si Silvestre hubiese sido pasaitarra, Katubihotz habría acudido a su rescate. Quién sabe, quizás hasta le habrían conseguido un hogar, a salvo de pájaros violentos. Aunque el símil suene a broma, este tipo de pajarraco aún existe en nuestra sociedad y hace varias semanas esta asociación de rescate felino tuvo que atender a 'Sebastián', un gato rociado con alcohol en Donostia. Gracias a agrupaciones como Katubihotz, el cachorro ha tenido una nueva oportunidad y ya juguetea en el sofá de una familia donostiarra.
Los primeros pasos de Katubihotz se remontan a 2012, en «unos inicios bastante duros», relata Juan, uno más del equipo de 17 voluntarios que forman estos apasionados por el mundo del gato. «Ahora vemos una evolución respecto a la sensibilidad animal en la sociedad, pero los que empezaron tuvieron muchas trabas y muy pocos recursos», recuerda. Los pioneros en cuidar a las colonias felinas de Gipuzkoa «comenzaron con lo que llamamos 'CES', que consiste en capturar, esterilizar y reubicar al gato en un hogar. Si esto último no es posible, se devuelve a su entorno para ser controlado».
Adopciones: 266 gatos. De ellos, 85 adultos y 181 cachorros.
Rescates: 403 gatos. El CES (captura, esterilización y suelta o devolución a su hábitat) ha sido de un total de 85 gatos y se han curado por heridas o lesiones 11 más.
Eutanasiados: 25 gatos para evitar sufrimientos derivados de enfermedades graves sin posibilidad de cura.
Ayuda: Toda es bienvenida. Se necesitan casas de acogida, (casas que cuidan de los gatos hasta encontrar su definitivo hogar) donde los gastos veterinarios de revisiones o tratamientos los asume la asociación. Se solicita gente implicada en hacer voluntariado con un mínimo compromiso. Horarios flexibles.
Otras formas de aportar: Seguimiento en redes sociales, donativos 'Teaming', ser socio, madrinas y padrinos.
Más información: www.katubihotz.com
En este contexto aparece la figura controvertida de los alimentadores, que «van aportando comida a las colonias y si hay heridos los llevan al veterinario. Una tarea de por sí muy difícil, que a veces se topa con más impedimentos, ya que algunos ayuntamientos prohíben esta práctica». Desde Katubihotz defienden que «hay una ley que estipula que los animales de la calle son responsabilidad de los ayuntamientos. Ahí está el debate de lo que se debe destinar a ese control, que sería lo más ético. Sin embargo, lo más fácil suele ser dejar las colonias de gatos a su suerte». La asociación cree firmemente que lo idóneo sería «alimentarlos y darles cuidados mínimos, ya que, a cambio se consigue un control de roedores».
Desde Katubihotz «lamentamos que parte de la sociedad no lo comprenda. Tenemos que hacer pedagogía de una ética correcta. Ya ha habido sentencias en Madrid a favor de los alimentadores, porque si no lo hace el ayuntamiento, alguien debe hacerlo y además aporta beneficios». En Gipuzkoa se vive una situación desigual. «Nuestras actuaciones están en general acotadas a Pasaia. Hay ayuntamientos cada vez más implicados y otros que no apoyan esta visión». Juan prevé que en el futuro «vendrán leyes europeas de bienestar animal que nos pondrán las pilas. Creemos que es mejor hacer lo correcto por iniciativa propia. Es una cuestión de consensuar. Si los ayuntamientos no están capacitados, creemos que asociaciones como la nuestra pueden ayudar a este control de las colonias».
En el caso de Katubihotz, el ayuntamiento de Pasaia «aportó un local y una familia se comprometió a pavimentar y acondicionarlo». Gracias al esfuerzo e implicación de muchas personas y la suma de mucho trabajo, «tenemos el local y un convenio para recoger y controlar las colonias de los tres distritos de Pasaia. La partida presupuestaria que nos dedican es poca, pero tratamos de financiarnos con mercadillos, eventos y otras iniciativas».
La actividad de esta asociación bate marcas cada año. «En este último año hemos llegado a realizar 266 adopciones, una cifra récord. Superamos las 196 del año anterior. Ha sido mucho trabajo. Estamos muy cansados, pero a la vez reconfortados por lo realizado». Su día a día es cada vez más complicado. «Recibimos una media de diez a quince llamadas diarias. Los lunes suelen ser las jornadas de mayor avalancha». Rescates de animales malheridos, gestión de adopciones, búsquedas de casas de acogida... «Llegamos a recibir consultas incluso desde Madrid o Barcelona, pero siempre respetamos a las asociaciones locales. Buscamos eficacia entre agrupaciones parecidas a la nuestra. No llegamos a todo lo que queremos, pero lo intentamos», recalca Juan.
En las instalaciones de Katubihotz viven un pequeño respiro, ya que «no hay muchos veteranos y tenemos hasta lista de espera para adoptar. Pero se avecinan épocas de cría, que se adaptan a periodos de más luz y calor donde se acentúan los ciclos reproductivos». En cuanto al efecto de la pandemia, la asociación confirma que «se han potenciado las adopciones por necesidad de compañía en el confinamiento» y también apuntan a una subida gradual del gato como mascota ideal «ya que te da mucha más flexibilidad a la hora de compaginar ocio o viajes porque necesitan menos cuidados que un perro, por ejemplo». El chip no es obligatorio en el gato, pero «nosotros siempre lo recomendamos».
La mala prensa del gato se acaba. «Hoy en día hay más sensibilidad gracias a otra educación sobre los derechos animales. Se palpa un mayor respeto a los seres vivos en los jóvenes. Todavía existen reticencias en gente más mayor y aún queda mucho trabajo por realizar sobre todo en algunas zonas rurales, donde el animal sólo se considera al servicio del humano».
En Katubihotz aúnan la labor de 17 personas de distintas edades con una sensibilidad común. «Intentamos hacer turnos de horarios compatibles con cada persona y las labores se adecúan según los horarios y lo que puede aportar cada persona. Toda ayuda es bienvenida. Nosotros buscamos compromiso y podemos conseguir flexibilidad para que la gente pruebe». Juan también recuerda las ayudas externas, como algunos comercios «que nos dan un empujón y aportan ideas. Tratamos de abrir el grupo para ser incluyentes».
Uno de los pilares de Katubihotz a la hora de conseguir financiación eran su mercadillo y sus eventos presenciales, que por culpa de la pandemia han sufrido cambios. «Si no hay plan A, vamos al plan B o al C. Nos hemos adaptado con una tienda online, hacemos sorteos en la web… nos ajustamos a las normas. La ilusión puede con casi todo».
«Necesitamos más ayuda, pero sobre todo mantener nuestro grupo unido. Las dificultades se pueden superar juntos». En el punto de mira de sus proyectos futuros, «nos ayuda Fundación Kutxa y queremos hacer cosas bonitas. Dar un salto y poder ayudar a personas que lo necesiten. También adecuar nuestras instalaciones para mejorar las condiciones».
La terapia con animales sale a colación y Juan ite que es «algo que tenemos en mente pero con gatos que sean mimosos y caseros. Hay que estudiarlo bien porque cambiarles de lugar es difícil y les puede generar stress. También hay que ver cómo interactuar con ellos sin que se puedan generar reacciones inesperadas». En Katubihotz están en fase de pruebas y «ya hemos hecho visitas con niños tutelados por el Gobierno Vasco. Una experiencia muy bonita porque tenían mucha ilusión por interactuar con animales. Algunos de ellos tenían verdadera pasión por el gato».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Miguel González | San Sebastián y Oihana Huércanos Pizarro
Beatriz Campuzano | San Sebastián
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.