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Gipuzkoa atiende en Puntos de Encuentro Familiar (PEF) a 323 niños y niñas procedentes de familias rotas que, por orden judicial, ven a sus progenitores en estos centros, generalmente al que no tiene la custodia. La cifra supone un 29% de los 1.114 menores de edad que sufren esta situación en Euskadi. «En la mayoría de los casos las visitas las hacen los padres porque son las madres quienes suelen tener la custodia», explica Jone Aranguren, responsable en el territorio de este servicio dependiente del Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno Vasco.
«Lo que más vemos son padres y madres que están en proceso de separación conflictiva y lo que hacemos es gestionar las visitas para que se produzcan de manera segura para los pequeños», reconoce la especialista en una de las salas del nuevo local que el pasado 4 de mayo abrió sus puertas en Irun. Allí este recurso atiende ya a 20 familias tuteladas y a otras cinco para realizar intercambio de menores entre las partes.
De esta forma, las familias de la comarca del Bidasoa dejarán de desplazarse a Donostia para ser atendidas como estaban obligadas a hacer hasta ahora. Se cumple así también uno de los objetivos marcados en la pasada legislatura, en la que hubo un «compromiso firme» de acercar el servicio a los lugares de residencia de las familias para evitar los inconvenientes del desplazamiento, máxime cuando se trata de niños y niñas pequeñas.
Dentro de los perfiles, cuenta, prevalecen las familias que presentan problemas en relación a violencia, principalmente de género, pero también violencia respecto a los menores o drogodependencia. Las actuaciones pueden ser de dos tipos: uno de los progenitores, el que tiene la custodia, lleva a su hijo al centro y el otro los recoge; o visitas tuteladas sin salir del punto y supervisadas por un educador.
En las primeras, el padre o la madre se queda fuera esperando con los niños «entre 15 minutos y media hora, en función de si existe orden de alejamiento o no», mientras que en las vigiladas, sin embargo, el papel del educador es de mero observador, aunque interviene en caso de que sea necesario, «bien porque hay algún mensaje inadecuado, porque el padre no sabe responder alguna pregunta que le haga el niño o para dar una explicación al menor respecto a algo que ha dicho el padre que no se ajusta a la realidad», detalla Aranguren.
El PEF de Irun va a funcionar los miércoles, viernes, sábados y domingos, en horario de tarde, de 16.00 a 20.00 horas.
A lo largo del año pasado se programaron en los puntos de encuentro familiar vascos un total de 25.407 actuaciones. En concreto, en San Sebastián se llevaron a cabo 6.351 actuaciones, que suponen un cuarto del total, llevándose a cabo la mayoría de ellas en Bilbao con un total 8.799 actuaciones, equivalente al 35%. Vitoria, con 4.977 actuaciones (20%), y Portugalete y Barakaldo, por su parte, con 11% y un 9%, respectivamente, completan la lista.
Por lo que respecta al número de personas adultas usuarias de los PEF, 1.665 personas pasaron por alguno de ellos en 2023. Bilbao sigue liderando el ranking con 594 personas (36%), le siguen Donostia-San Sebastián con 467 (28%) y Vitoria-Gasteiz con 286, (17%). El número de familias atendidas es de 803.
Un Punto de Encuentro Familiar es un servicio prestado por el Gobierno Vasco y que está gestionado por las entidades: IRSE-Álava, en Vitoria-Gasteiz; Bizgarri, en Bilbao, Gernika, Durango, Donostia, Tolosa e Irun; y Egintza, en Portugalete, Zalla y Barakaldo. También existen convenios de colaboración entre el Gobierno Vasco y los correspondientes ayuntamientos.
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