Calma antes de la tempestad

Incluso haciendo siete cambios y dejando en el banquillo a gente como Oyarzabal, Barrenetxea o Brais, Imanol presentó un once más que suficiente como para golear al Leganés. Y con Zubeldia, Pacheco, Becker y Sucic en el palco. El oriotarra tiene un plantillón, lo está exprimiendo al máximo, pero también está siendo capaz de involucrar a diferentes futbolistas en contextos concretos. Ayer fue el turno de Zakharyan, titular 274 días después. Alguno ya se había olvidado del ruso. Él se encargó de levantar la mano para postularse como sustituto de Sucic los partidos en los que el croata esté ausente.

Sus primeros veinte minutos fueron de toma pan y moja. Amenazó en el minuto 1 con un cabezazo. No avisaría mucho más. La siguiente ocasión ya era para celebrar el 1-0. Inició la jugada casi en área propia y la terminó como mejor sabe, rematando desde lejos y sacando a relucir su tremendo golpeo. Dmitrovic maldecía en serbio, no en ruso. El meta tuvo que volver a sudar para negarle el doblete en otro golpeo lleno de elegancia. Control con el pecho, Sputnik lanzado. La Real mandaba ante la pasividad pepinera, que se plantó en Anoeta con tres centrales y dos carrileros más cortos que largos. Los de Borja Jiménez ni siquiera se asomaron al área defendida de Remiro.

Los minutos pasaban, y la Real bajó algo el ritmo, como ya sucediera días atrás contra el Midtjylland. El escenario ideal era hacer el segundo y dejar casi el partido visto para sentencia. Kubo y Óskarsson trataron de entenderse con buenas combinaciones, mientras que Marín es otro de esos que está aprovechando su momento. El pase a Zakharyan es suyo. La peor noticia de la primera parte fue la lesión de Aguerd, sudores fríos con Mbappé, Vinicius y Rodrygo en el horizonte.

El partido estaba por los costados porque el Leganés se cerraba bien por dentro, y ahí Kubo no terminó de ser decisivo en la primera mitad. Espérense. Tampoco Gómez profundizaba como requería con Rosier. Aramburu con un remate lleno de fe y Marín con un flojo chut centrado avisaron a Dmitrovic, incómodo ante el quisquilloso Óskarsson, que no paró de presionar.

Sin tiempo para terminar el bocadillo en otro partido discotequero, Kubo se encargó de poner tierra de por medio para empezar a pensar en el Real Madrid. El japonés empezó la temporada frío, sin fuelle y sin ingenio. Pero ya se va acercando a los números que merece por todo lo que produce. De la nada, golazo para saborear tres nuevos puntos. Es tan bueno que hasta los rebotes le benefician. El don se tiene o no se tiene. Humilló a Cruz tirándole un caño y en su ya clásica jugada encarando hacia dentro se ayudó de Nastasic para el 2-0.

Fue entonces cuando despertó el Leganés, que se ha comido seis goles de la Real en dos partidos. Raba obligó a Remiro a mancharse los guantes saliendo de puños primero y desviando a córner una parábola con el interior del delantero, que dibujó un remate hacia el segundo palo, raso y abajo, donde pastan las vacas. Ahí llegó el muro para que el Leganés no se metiera en el choque. Borja fue con todo, Imanol metió a cinco canteranos. Dos pesos pesados, otro que pide sitio como Olasagasti y dos críos que hace poco hacían pareja de centrales en el Sanse. Miguel realizó un último intento, pero su remate fue demasiado cruzado. El Leganés se ahogó y la Real respiró para poder afrontar tres partidos de primerísimo nivel. Olasagasti se sumó a la fiesta con una volea lejana. Este chico todo lo hace bien. En la grada se volvieron a acordar del Madrid. Normal, el partido es gigante.