«Nuestra misión es prever lo imprevisto», así resume su trabajo Jordi Fernández, responsable de cocinas de San Sebastian Gastronomika. Como si de un director de orquesta sobre el escenario del auditorio del Kursaal se tratase, pasea por las instalaciones para cerciorarse de que todo sale a la perfección, en hora y por supuesto caliente.
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Más de 1.500 congresistas acuden a diario a las catas, clases magistrales y degustaciones que oferta el congreso. Pero para que todo este a punto,existe un trabajo de fondo invisible que se pone en marcha en el mes de enero.
El día, para los integrantes de las cocinas del congreso, arranca a las ocho de la mañana para recepcionar el producto fresco. Desde ese momento, un equipo de más de cien personas solo en la cocina principal del auditorio comienzan a cocinar el producto que está cocinando en directo el ponente sobre el esceario. Mientras explica el plato el chef, los alumnos de diferentes escuelas de cocina distribuyen los productos entre los congresistas. Desde este año, la comida se sirve emplatada en vajilla biodegradable.
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