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El problema no ha hecho más que empeorar. La adicción a las pantallas por parte de los adolescentes sigue en aumento «sobre todo desde ... la aparición del 'scrolling'», esto es, ir, deslizando el dedo por la pantalla pasando de contenido a contenido. Es lo que vienen observando los profesionales de la asociación Gaztedi, que ofrece un servicio integral de apoyo a adolescentes y sus familias. El año pasado esta entidad guipuzcoana atendió a 206 s, la mayoría de ellos chicos ( 149 frente a 57 chicas) y la adicción tecnológica, junto con la ansiedad y/o depresión fue la tercera causa más extendida que llevó a los progenitores a tocar las puertas de esta asociación, donde se atendieron y trataron 22 casos de adicción a las pantallas, por detrás del consumo de droga (27 casos) y los conflictos familiares (32 casos), problemas que acapararon la mayor demanda de asistencia.
La asociación Gaztedi incluyó por primera vez en el año 2021 el indicador de 'adicción tecnológica', que corresponde a los menores de edad que están siendo incapaces de realizar un buen uso de las tecnologías, lo que les conlleva problemas en varias áreas de la vida. El aumento de las adicciones a las pantallas fue una consecuencia directa del confinamiento por la pandemia, según los profesionales de Gaztedi y «la demanda de apoyo de nuestro programa para estos casos de adicción –a móviles, videojuegos...– sigue siendo progresiva, acorde con los últimos estudios en los que se observa que uno de cada tres adolescentes ya realiza un uso compulsivo de las redes sociales.
Raúl Giralde
Psicoterapeuta
Además uno de cada cinco estaría enganchado a los videojuegos», señala Raúl Giralde, psicoterapeuta de la asociación, que observa que «desde la aparición del 'scrolling', la cosa ha ido a peor. Gracias a esta función, y a los algoritmos, algunas empresas han conseguido hipnotizar a las personas menores de edad haciendo que malgasten horas del día casi sin darse cuenta».
Según los datos de la última encuesta de adicciones del Gobierno Vasco, uno de cada tres menores vascos entre 11 y 18 años pasa más de cinco horas al día en internet, un porcentaje que se eleva hasta el 46% de los chavales los fines de semana, y uno de cada cinco muestra algún nivel de enganche a los videojuegos. Así, el uso abusivo de las tecnologías de la relación, información y comunicación (TRIC) ha aumentado «de manera preocupante» en Euskadi entre los jóvenes y como consecuencia, se están incrementando los trastornos asociados al uso abusivo de tecnologías, así como la demanda de asistencia y tratamiento, según apuntan los profesionales de la salud en Euskadi. Por sexos, el uso de videojuegos es más llamativo en los chicos (27% frente a un 6% de las chicas), sin embargo, son ellas quienes más tiempo dedican a navegar por internet y redes sociales (un 36% frente al 29% de los chicos).
Raúl Giralde
Psicoterapeuta
El móvil absorbe. Al menos así lo asegura el informe Estado Móvil de 2022, según el cual pasamos una media de cinco horas diarias haciendo scrolling, esto es, arrastrando el dedo por la pantalla, pero sin enterarnos ni centrarnos en nada concreto.
El perfil mayoritario de adolescentes que atienden en Gaztedi por abuso a las pantallas «son principalmente chicos de 13 a 15 años y sobre todo con enganche a videojuegos, seguido del uso abusivo a la redes sociales», apunta Giralde. «La preocupación principal es que venimos observando un mayor aumento cada año de casos de personas menores de edad de entre 11 y 13 años, si bien, hemos llegado a recibir consultas de padres y madres con menores de 9 años».
En este sentido, la propia memoria de la asociación destaca «el aumento» de casos de chavales de 13 años atendidos. De hecho, fueron más las atenciones prestadas en esta franja de edad que a los chicos de 17. Este cambio de tendencia tiene una explicación. Raúl señala que «hoy en día, ya acuden al recurso padres y madres que observan de modo más temprano el abuso hacia las pantallas, y esto, les permite un abordaje más temprano».
La mayoría de los chavales que llegan a Gaztedi con este tipo de adicción muestran «dificultades de concentración, con ansiedad o malestar cuando están varios minutos sin usar por ejemplo, el móvil, con poca motivación para establecer conversaciones, con mala gestión de las emociones y una baja autoestima. Este tipo de comportamientos pueden repercutir negativamente en la vida de una persona y suelen ocultar alteraciones que, de no tratarse, pueden empeorar». Por todo ello, este experto incide en la importancia de afrontarlo «ante los primeros síntomas de 'enganche', ya que se trata de un comportamiento que puede dificultar el proceso de maduración del menor».
¿Y cómo darse cuenta que nuestro hijo es adicto a las pantallas? El hecho de que socialmente el uso de las tecnologías esté tan extendido, «en ocasiones banaliza las dificultades» para su detección «a pesar de estar recogido en todos los planes de atención a las adiciones estatales o de las comunidades. Al no ser una adicción con sustancia, se difumina más la percepción de problema social». No obstante, existen determinados comportamientos que pueden hacer saltar las alarmas. Una de las señales es «cuando vemos que el chaval busca estar constantemente frente pantalla, que hace que asocie su bienestar al manejo de estos aparatos y aparece una sensación de malestar al no usarlas o de no saber qué hacer en ese tiempo. También muestran puntualmente inestabilidad emocional, retraimiento, irritabilidad, estrés, frustración... es decir cuando el poder utilizar la pantalla se convierte en una prioridad», añade el psicoterapeuta.
Precisamente una de las preocupaciones de los padres es «cómo regular el uso de las pantallas, ya que esto les supone moverse entre la irritabilidad del menor o el aislamiento social. Aquí llegan orientados principalmente desde los centros escolares o desde Osakidetza. También se ponen en o directamente con nosotros». Una vez entran en Gaztedi, la intervención, dirigida a jóvenes hasta los 18 años, se basa en un programa específico e individualizado de tratamiento. «Hacemos un abordaje integral, es decir, abordamos el ámbito individual, social, escolar y familiar del adolescente, con la participación de la familia. Combinamos algunas metodologías usadas ante los trastornos adictivos, con la intervención psicológica orientada a solucionar problemas relacionados con la adicción (como, por ejemplo, la ansiedad, impulsividad, aislamiento...)», explica.
«Todos los menores de 12 años deberían estar guiados y supervisados por un adulto durante la utilización de las pantallas para potenciar un buen uso. A partir de esa edad, y siempre que muestre madurez, la supervisión podría ser menor, hasta llegar a los 16, que podría ser autónomo siempre y cuando se muestra responsable del uso del dispositivo. Pensemos que hasta las propias redes sociales indican que su uso es a partir de los 16 años».
Sobre el tiempo de uso del móvil, comenta que «no hay un consenso técnico pero sí unos estudios que visibilizan la relación directa del uso a futuros problemas de salud mental, por lo que sería aconsejable entre los 10 y los 14 años, una hora seguida y tres horas en total máximo y de 15 a los 17 años dos horas seguidas máximo, pensando que el máximo no es algo a lo que se deba llegar. Formar a los hijos, poner normas claras y la implicación familiar son esenciales para la prevención de futuras dificultades».
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