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Ocurrió en Granada y tendrá que serlo en Salamanca. La Real tiene que firmar una nueva gesta este mediodía en la final de la ... Supercopa que le enfrenta al Barcelona en el Helmántico. A escasos metros de la pista de atletismo en la que el cubano Javier Sotomayor dejó el listón colgado del cielo con un salto eterno de 2,45 metros en 1993, la Real deberá ejecutar el triple mortal con tirabuzón para superar al principal aspirante a ganar la Liga, la Copa y la Supercopa, y a poner en jaque la supremacía del Olympique de Lyon en la Liga de Campeones, en la que es el actual subcampeón. A priori, no hay color entre el millón de euros que maneja la Real y el talonario sin fondo del Barcelona, que viene de superar en la semifinal al Atlético de Madrid por 2-3, un enfrentamiento éste que se repetirá pronto en los cuartos de la Liga de Campeones.
La Real llega a esta final después de derrotar contra pronóstico al Levante con un solitario gol de Leire Baños que refrendó un trabajo colectivo impecable. Como hoy, la Real también llegaba a esa semifinal del miércoles de tapada, pero ganó a un equipo que llegaba en cohete con ocho victorias y dos empates. Hace medio año, más de lo mismo cuando levantó la Copa de la Reina tras cargarse en la final al Atlético, el campeón de las tres últimas ligas. Dicen que no hay dos sin tres. A eso se agarra la Real, a la corriente positiva en la que avanza desde aquella victoria en Granada y, claro está, a su juego. Porque la Real juega mucho. El interrogante es si tanto como para ganar hoy a un equipo muy superior en juego, recursos y físico y que tampoco anda corto de hambre: no levanta un trofeo desde la Copa de 2018.
Gonzalo Arconada no tiene bajas más allá de la conocida de Kiana Palacios que está jugando el Preolímpico con su selección, la de México. El entrenador va a tener dónde elegir pese a que algunas de sus jugadoras acabaron físicamente castigadas la semifinal. Han tenido tiempo para recuperarse y hoy todas se subirán al barco para encarar un partido que les volverá a llevar al límite porque si hay un equipo que castiga y exige a sus rivales es este Barcelona. A la solidez de su centro del campo y a su espíritu indomable se agarra la Real para tener opciones. Si es capaz de ganar los duelos en esa zona de influencia podrá aprovecharse de la velocidad arriba de Latorre y Nahikari, cuya incidencia de ésta en el equipo es absoluta: suma diez tantos pese a haber estado lesionada dos meses.
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El Barcelona no ha perdido un solo partido en Liga -16 victorias y dos empates-, solo ha encajado seis goles y marcado 68. Funciona como una máquina. Tiene a nueve puntos al Atlético porque juega con una o dos velocidades por encima de los rivales. La llegada de Lluís Cortés al banquillo en enero del año pasado ha sido decisiva para que el Barça afiance un estilo basado en el control del balón y en llevar la iniciativa. El equipo tiene un fútbol muy asociativo, dinámico y con mucha movilidad. Dicen los que saben aquí en Salamanca que la diferencia de este Barcelona con el de la pasada temporada es la cohesión que existe entre los técnicos y las futbolistas. La temporada pasada ganaban porque eran mejores individualmente pero este año lo son y además desarrollan un gran trabajo colectivo. Han conseguido jugar como un equipo.
A la Real le va a tocar sufrir, habrá muchos momentos en los que tenga que juntarse porque el Barcelona tiene rachas de juego ofensivo muy importantes. Es necesario que las realistas sean conscientes de que no pueden desconectarse porque el Barcelona acostumbra a generar muchas ocasiones en cinco o diez minutos para marcar las diferencias al ejercer una presión intensa sobre sus rivales. Tiene tanta pólvora arriba que es injusto citar un solo nombre. Se le caen los goles: 4,2 por partido de Liga. El Barcelona cuenta con la nigeriana Asasit Oshoala, mejor jugadora africana del año, que es pura dinámica; Lieke Martens, premio The Best este año; Caroline Graham Hansen, mejor jugadora de una selección de primer nivel como Noruega; la 'Pichichi' Jenni Hermoso; la internacional Alexia Putellas... La lista es eterna. Pero es que encima juegan bien, muy bien.
No sé qué va pasará este mediodía. Alargar esta historia maravillosa no será fácil, pero seguro que el Barcelona tendrá que respetar a esta Real porque si son condescendientes, si pecan de arrogancia, perderán. Hoy en Salamanca se enfrentan dos maneras de entender el fútbol, la del gran club que defiende su dignidad desde la humildad y la del club grande que tira de talonario para luchar por todos los títulos. Estamos deseando ver cómo un modesto es capaz de pelear por sus sueños.
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