Jarro de agua fría en Anoeta

Ya sé que hoy no le entrará ni el desayuno. Que no querrá darle más vueltas a lo sucedido anoche en Anoeta y que la semana, siendo lunes, se presenta larga. Así que no le voy a amargar mucho más este rato de entretenimiento que debe ser la lectura del periódico contándole la forma en la que se hundió la Real en la segunda parte. Porque seguro que ya sabe perfectamente lo que pasó. Prefiero quedarme con la primera mitad que hizo. Y no porque signifique algo de cara al futuro, sino porque un conjunto que es capaz de superar así al mejor equipo del momento es que está vivo y tiene mucho que decir.

Por mucho que haya caído hasta la decimoquinta posición y solo haya sumado tres victorias en dieciséis jornadas. Porque después de una racha tan mala, lo más positivo de todo quizás sea que queda una vuelta entera del campeonato por delante y que el séptimo se encuentra a cuatro puntos. Aunque antes de pensar en correr, hay que centrarse en dar un primer paso adelante ante el Celta el domingo. El duelo ante el Barcelona sirvió para demostrar todas las potencialidades de esta Real, que no se le ha olvidado jugar al fútbol, pero también todas sus miserias en forma de graves errores en la toma de decisión. Como cuando Llorente pica con Suárez en el 2-1 y deja vendida su espalda o cuando Rulli decide jugarse un pase por el eje central del campo que se convierte en un contragolpe directo que resultó mortal. Detalles que están hundiendo a los de Eusebio en la clasificación y que urge enmendar.

Una de las grandes incógnitas del partido residía en quién ocuparía la portería local, donde el concurso de Rulli estuvo en el aire hasta el último momento. El argentino arrastraba unas molestias en la zona dorsal que le obligaron a retirarse del entrenamiento de la víspera, pero hizo una prueba dos horas antes del partido y decidió dar el paso adelante de jugar. A pesar de su valentía no le salió bien y acabó pitado por un sector del público que le responsabilizó de los dos últimos goles.

En el resto del equipo apenas hubo dos retoques respecto a Leganés y uno de ellos fue provocado por la lesión de Iñigo, cuya ausencia en el lateral izquierdo la ocupó Kevin. Odriozola, Llorente y Navas completaron la línea. En el centro del campo repitieron los intocables Illarramendi, Zurutuza y Xabi Prieto, mientras que arriba también lo hicieron Canales y Willian José. La segunda novedad fue la presencia de Juanmi -que no era titular en Liga desde hacía tres meses en la visita al Alavés en octubre- en detrimento de un Oyarzabal que había dado signos de cansancio últimamente y que ya ocupó plaza en el banquillo en el anterior compromiso en casa ante el Sevilla. En el Barcelona Valverde formó con sus mejores jugadores, con la única sorpresa de que dejó fuera de salida a Iniesta en beneficio de André Gomes en la parcela central. En el resto de posiciones no introdujo ninguna rotación.

El cuadro blanquiazul tuvo una inmejorable puesta en escena, en parte porque supo cómo neutralizar el juego azulgrana. Illarramendi vigiló de cerca los movimientos de Messi en la mediapunta, Zurutuza se emparejó con Rakitic, Prieto lo hizo con Busquets y Canales, en lugar de ir a buscar por fuera a Alba, se fijó con André Gomes para que la Real estuviera fuerte por dentro. Del lateral culé se encargó Odriozola en el carril, ya que había siempre un hombre de sobra en la parte de atrás.

A este buen posicionamiento sobre el campo le acompañaron varios ingredientes más que hicieron que el primer acto fuera claramente local. Por un lado, la presión adelantada impidió al Barcelona sacar el balón jugado desde atrás. Por otro, el buen juego combinativo, que hacía que los de Valverde sufrieran en la recuperación y que cuando lo hiciesen estuvieran lejos de Rulli dado que apenas se fallaban pases durante la construcción de la jugada. Esta vez, además, la Real tenía profundidad con la presencia de Juanmi para buscar la espalda de la defensa.

Después de un disparo inicial de Messi desviado, la iniciativa del juego fue local. Willian José fue el mejor organizador en campo contrario, ya que aguantó muy bien el balón de espaldas para sacar al equipo de atrás y encima giró pases a banda contraria para salir de la presión en distancias cortas que tan bien domina el Barça. En una de ellas, al minuto 11, descargó una pelota hacia Odriozola y este la metió para Prieto, pegado a la cal. El capitán levantó la cabeza y puso una golosina al área. Juanmi abrió espacios con su primer arrastre y Willian entró como un camión para cabecear a la red de Ter Stegen con todo.

El tanto dio alas a la Real, que firmó una gran primera parte. Odriozola, Canales y Prieto hacían daño contra Alba, André Gomes y Vermaelen; Zurutuza se comía a Rakitic; Willian podía con Piqué fuera del área y Juanmi se colaba por cualquier resquicio que encontraba.

Así, las ocasiones empezaron a sucederse. Un disparo de Canales bloqueado a córner tras pase de Odriozola, un centro del cántabro cabeceado en posición forzada por Willian José, otro tiro de Canales que blocó Ter Stegen e incluso un gol mal anulado por González González a Willian José por una supuesta falta previa de Zurutuza sobre Rakitic que solo vio el colegiado. Error de bulto que condicionó el partido. Pero la Real estaba desatada y al rato un buen servicio de Canales al espacio lo aprovechó Juanmi para hacer el 2-0. Anoeta se venía abajo.

Antes del descanso, un error de Llorente al dejar vendida su espalda ante Suárez provocó que Paulinho acortara distancias y en la reanudación Sergi Roberto aprovechó una de sus clásicas cabalgadas desde la cueva para hacer superioridad, dar el balón a Messi y que Suárez ejecutara. En ese momento Zurutuza se rompió y la historia se acabó. Suárez, de nuevo, y Messi, de falta, dieron la puntilla a una Real entregada.

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